Decir “lo siento”, es bueno porque ayuda a que otras personas conozcan cómo se siente uno ante un conflicto, al haber dañado o molestado al otro… Favorece las relaciones sociales y hace que el nivel de conflicto se modere.

Obviamente hay momentos en que pedir perdon es necesario y conveniente, sin embargo, pedir disculpas constantemente, puede devaluar la imagen que se proyecta a los demás, y por supuesto puede debilitar la autoestima. Decir lo siento es una forma de asumir la culpa, pero también es una forma de conseguir calma, o de que haya paz. Pedir perdón constantemente es asumir la responsabilidad de un montón de situaciones en las que probablemente no se tiene la culpa de nada. Si es así, esto puede tener consecuencias muy negativas.

Pedir disculpas constantemente puede debilitar la autoestima

Pedir disculpas implica que existe algún sentimiento de culpa y que debe ser el otro quien conceda el perdón por algo. hace que el otro tenga un poder que probablemente ni quiere ni es capaz de valorar. Por esa razón lo normal es que pedir perdón todo el tiempo produzca más problemas que beneficios. Este comportamiento puede ser un indicador de depresión.

 

Cuándo hay que pedir perdón y cuándo no.

  • Es bueno disculparse cuando hemos dañado alguien y consideramos que no queríamos hacerlo, o no con la intensidad en la que le afectó al otro.
  • No hay que pedir disculpas al pedir ayuda. Pedir ayuda por esta razón hace que los demás nos vean como una carga mayor de la que somos. Una frase adecuada sería, “¿Podrías ayudarme con estas cajas? yo solo no puedo.
  • No hay que pedir disculpas por tener razón. Cuando se tiene razón, no hay que suavizar la realidad pidiendo perdón.
  • No hay que decir lo siento cuando se expresan condolencias.
  • No hay que pedir perdón por dar una opinión, “Lo siento, pero yo estaba pensando …” Si se pide disculpas por pensar de forma diferente, al misma tiempo se devalúa la posición de uno mismo con respecto a la del otro. No ayuda esa actitud al diálogo o a la defensa de una necesidad.

 

preocupado

 

Pedir perdón y su contexto

Como cualquier hábito que se automatiza es difícil detectar en qué momento se produce. Es frecuente que surja la disculpa sin apenas darnos cuenta de haberla verbalizado. Para ser capaces de frenar este automatismo es recomendable identificar en qué contextos se producen y de este modo alcanzar cierto grado de control. Habrá que atender con qué persona o grupos es más frecuente, si estamos previamente más agobiados, si es cuando necesitamos ayuda, o cuando  queremos pedir un favor. Una vez seamos capaces de pillarnos podremos comenzar a hacer cambios.

 

Perdonar exige mucha energía

Cuando nos disculpamos, hay que tener en cuenta de que además de reconocer nuestra culpa y colocarnos en una situación en la que otra puede darnos o no su perdón, también le estamos pidiendo al otro que haga un esfuerzo por pensar en lo ocurrido y valore el efecto sobre él. No es lo más cansado del mundo, pero requiere un esfuerzo importante. Así que hay que tenerlo en cuenta a la hora de valorar si queremos pedir perdón con excesiva frecuencia ¿Vale la pena?

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