Justificarse puede ser el camino más corto a la calma en una situación en donde nos sentimos juzgados.

Es complicado entender todo lo que los demás hacen y no siempre estaremos de acuerdo con sus deseos o sus comportamientos. Las relaciones sociales son complejas. Las relaciones están llenas de conflictosnegociación de necesidades, gestos que significan cosas, frases que esconden tonos que aportan información sobre el mensaje… 

Probablemente la gestión del conflicto es una de las habilidades que más marcan la capacidad de las personas para manejarse en sociedad. Digamos que el conflicto es inherente a las relaciones sociales y quien no lo gestiona bien suele pagar un elevado precio. Justificarse

 

Un antídoto de la ira puede ser la empatía

 

te justificas demasiado

 

Justificarse y evitar el conflicto

Las personas que desean evitar el conflicto fabrican mecanismos para que no les cueste tanto conseguir aguantar y para no enfadarse en exceso con comportamientos de otros. La manera más eficaz para conseguirlo es usando la empatía. Ser capaz de entender al otro ayuda a suavizar el malestar y la rabia. Lo malo es que hay una línea muy delgada entre entender y justificar a la otra persona. Es decir que entendiendo porque alguien pega a otro podemos llegar a justificar algo que en realidad no es necesario justificar. En cualquier caso saber de qué manera piensa la otra persona y ver cuáles son los procesos que le llevan a actuar como lo hace es muy importante para poder negociar necesidades. Justificarse.

Cuanto más difícil es para una persona afrontar las tensiones o los conflictos con otras personas, más fácil es que intente justificar al otro para evitar el malestar que le produce. Digamos que cuanto mejor se expliquen las razones por las que el otro actúa como lo hace, más probable es que se disipe el malestar, la ira, la culpa…

 

Entender al otro no tiene que ir unido a sentir lo que el otro siente, ni a justificarlo todo

 

Habría que especificar que entender a los demás es una cualidad que potencia la empatía y la capacidad para relacionarse en sociedad. Bien es cierto que entender al otro no tiene que ir unido a sentir lo que el otro siente, ni a justificarlo todo gracias a ponerse en exceso en su lugar. Ambas opciones tienen sus grandes inconvenientes.

Las personas que justifican con frecuencia el comportamiento de los demás, suelen vivir dos consecuencias indeseables: la sumisión(comunicación indirecta de necesidades) y la explosión después de haber aguantado demasiado tiempo. Analicemos estos efectos secundarios algo más en detalle. Justificarse

 

PsicologodeCabecera.com

 

Sumisión

Empecemos por la sumisión, y en concreto con la expresión indirecta de lo que se quiere. Si no se quiere generar conflictos puede optarse por no pedir lo que se necesita, esperando que el otro se dé cuenta de lo que queremos sin necesidad de pedirlo directamente.

Nos podemos enfadar porque para nosotros es muy evidente cómo se debe actuar, y cómo no; pero en realidad lo que dificulta la comunicación es no querer vivir el malestar que produce el plantear algo conflictivo. El otro puede sentirse incómodo ante una petición, puede creer que es una muestra de egoísmo, o que es caprichoso o innecesario. Ante el choque que se puede producir es posible que decidamos entender al otro y no generar más tensión, que mostremos incomodidad pero sin ser claros sobre lo que nos molesta, o que finalmente explotemos.

 

Explosiones emocionales

Vayamos con dos tipos de explosión. Una contenida, la agresión pasiva, y otra directa, o agresión directa. La primera podría decirse que es cuando no se pide lo que necesitas. Se produce quejas para que el otro sepa qué no queremos, y por extensión deduzca lo que sí queremos. Al no haber peticiones directas (peticiones asertivas), se intenta evitar la crítica o el juicio negativo, «¡yo no he pedido nada!» (Así nadie podrá decir que le debo una). Este método muy peligroso ya que entorpece y complica las relaciones.

Las explosiones directas, suelen ser la guinda a un pastel de conflictos y tensiones, en donde a fuerza de entender o justificar, finalmente se estalla y se expresa con rabia e intensidad muchos de los argumentos que no se expresaron en su momento correcto. En el artículo sobre rabia y enfado publicado hace algún tiempo profundizo algo más sobre este mismo tema.

Hay ideas que dificultan el asumir y afrontar las adversidades, a afrontar lo que sentimos y el ponernos manos a la obra para resolverlo. Estas pueden ser alguna de ellas:

 

Ideas asociadas a nuestra autoexigencia:

  • Debo encontrar una solución perfecta para este problema
  • Es de egoístas anteponer mis necesidades a las de los demás.
  • Es vergonzoso equivocarse. Debería tener la respuesta adecuada para cada situación. “Antes de hacer nada debo asegurarme de no equivocarme”.
  • Si no puedo convencer a los demás de que mis sentimientos son razonables, entonces tienen que ser equivocados.
  • Debo respetar los puntos de vista de los demás, sobre todo si tienen alguna autoridad.
  • Tengo que intentar ser lógico y coherente en todo momento
  • No debo preguntar a los demás, preguntar revela mi estupidez.
  • Las cosas podrían ir peor, no tientes al destino.
  • No debería hacer que los demás pierdan el tiempo con mis problemas.
  • La gente no quiere oír que estás mal, guárdatelo.
  • Cuando alguien se toma la molestia de avisarme de algo, debería tomártelo muy en serio. A menudo llevan razón.
  • Debería ser flexible y adaptarte. Los demás tienen buenas razones para actuar como lo hacen, y es una falta de educación ponerlos en tela de juicio.
  • Saber que he hecho algo bien es mi recompensa. La gente no quiere alardes. Se tiene antipatía y envidia en secreto a las personas que tienen éxito.He de ser modesto cuando se me elogie.
  • Debería amoldarme a los demás en todo momento.
  • No seas antisocial. La gente va a pensar que no les gustas si dices que prefieres estar solo en lugar de con ellos.
  • Tendría que tener siempre una buena razón para decir lo que digo y sentir lo que siento.
  • Debería ser sensible a las necesidades y los deseos de los demás, aunque no sean capaces de decirme lo que quieren.
  • Tengo que medir bien mis palabras para que a los demás no les afecte mi malestar.
  • Hay ayudar siempre a quien tiene un problema.
  • Debo rendir tanto como sea capaz para conseguir lo que quiero.
  • A la hora de pedir algo, es posible que siente mal o que no me lo quieran dar. Por eso es mejor callarse y no tener problemas.

 

justificarse justificar

 

Ideas asociadas a la exigencia hacia los demás:

  • Como a mi me cuesta mucho decir lo que necesito, los demás deberían darse cuenta y dármelo antes de que se lo pida.
  • Como es muy incómodo sentirme mal, se me tiene que pasar inmediatamente.
  • Deben entender lo que quiero sin pedirlo.
  • Como existen normas que todos conocemos, los que no las cumplen es por fastidiar.
  • Si alguien puede reírse de mi hay que apartarlo inmediatamente de mi vida.
  • Porque quiero algo muchísimo debo tenerlo.
  • Con la suficiente presión los demás acabarán cambiando.
  • «Si me quisieras volverías antes», «Si me quisieras me ayudarías con esto».»Si fueras un verdadero amigo, te interesarías por mis problemas».
  • La gente que te hiere o te causa dolor debe ser castigada

 

Dos personalidades bastante opuestas como son la victimista y la controladora, pueden acabar utilizando la misma estrategia para relacionarse socialmente: esperar a que sean los demás los que cambien para poder sentirse bien. Uno desde una actitud en donde se espera que el otro entienda una necesidad o un malestar y que cambie para que desaparezca, y el otro desde la imposición, la crítica y la acumulación de argumentos por medio de los cuales los demás deberían actuar de manera diferente. No está de más preguntarse entonces Trasmito lo que quiero a las personas que me rodean?.

 

 

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