Concepto 11: Pesimismo

Escucha un audioCuando alguien plantea peligros, consecuencias negativas ante hechos determinados, y habitualmente ve el lado negativo de las cosas, solemos sentenciar que esa persona es pesimista.

Tenemos que analizar de dónde viene el pesimismo.

Podríamos decir que el pesimismo es “una forma de vida”, garantiza algo muy importante: descubrir qué es lo que está mal para poder resolverlo antes de que sea peor. De hecho, si lo pensamos, es bastante normal y hasta positivo, que nos adelantemos a los hechos para así evitar consecuencias indeseables, por ejemplo: “si hago el informe de resultados para mi jefe antes de que me lo pida, no volverá a enfadarse de nuevo conmigo”. Nos anticipamos al peligro y así podemos controlarlo.

El problema viene cuando uno se vuelve demasiado bueno descubriendo amenazas, entonces a veces es difícil parar y dejar que los hechos se manifiesten. Si nos acostumbramos a resolver de forma anticipada los peligros, es más probable que si en alguna ocasión creemos que no hemos puesto algún remedio a una amenaza, nos sintamos temerosos, preocupados y hasta obsesionados por si eso que tanto nos preocupa pueda ocurrir.

 

 

Por tanto, hacer algo con mucha intensidad durante mucho tiempo hace que hagamos de ello una forma de vida, una manera de enfrentarnos a los retos cotidianos, con el consiguiente desgaste y miedo anticipatorio, además del posible rechazo de quienes nos rodean.

En este sentido podríamos decir que el pesimismo se produce por una necesidad de control previa: si queremos controlar lo malo que puede ocurrir y no somos capaces de hacerlo entonces seremos pesimistas ante las posibles consecuencias.

De la misma forma, y relacionándolo con la exigencia, si una persona se exige o exige a los demás metas muy altas, es más probable que no consiga lo que espera y podrá anticiparse al fracaso desde una visión pesimista y de amenaza: “ya verás, seguro que no puedo conseguirlo”.

El pesimismo se asocia normalmente con una visión depresiva del mundo pero si analizamos el origen nos daremos cuenta de que realmente se origina desde una visión ansiosa del mundo, desde la necesidad de control y la exigencia. Eso sí, si acabamos viendo siempre lo negativo, finalmente nos acabaremos sintiendo más impotentes y tristes y puede que a largo plazo nos deprimamos.

 

PsicologodeCabecera.com

 

Ser pesimista nos mantiene en una estado de alerta continuo y a su vez no deja que podamos disfrutar de lo que conseguimos. Siempre hay algo pendiente que debemos resolver para conseguir la ansiada tranquilidad. Por desgracia no suele ocurrir de este modo. La vida es una cadena de alternativas y de tareas que se secuencian de manera interminable, la clave es poder enfrentarse a ellas de una forma adecuada y sin esa sensación continua de amenaza y de que todo va a salir mal.

Pero cuidado, esto no quiere decir que lo bueno sea plantearnos las situaciones siempre pensando que nada malo va a pasar y que todo va a salir bien. Eso podría llegar a convertirnos en un “optimista inconsciente”, que es aquel que no valora en ningún grado los riesgos futuros.

Como en todo, la justa medida está en el equilibrio y en saber analizar de una forma realista cada situación.

 

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Tratamiento digital del ataque de pánico

Dispones de un BOTÓN DEL PÁNICO para hacer frente a una crisis de ansiedad.

Recibe ayuda gratuita para tratar las crisis de ansiedad y evitar que se produzcan

Inicia la herramienta