Por norma general, a más ansiedad, más rendimiento. Pero sólo hasta que rebasamos la capacidad máxima para rendir. A partir de este punto, cuanta más presión ejercemos sobre nosotros mismos para rendir más, el bloqueo será mayor. De hecho puede llegar un punto en que si la ansiedad es tan elevada pudiésemos rendir incluso menos que con una mínima motivación.
Por eso hay que tener cuidado, la presión para conseguir los objetivos es importante pero si nos excedemos al final no conseguiremos nuestros objetivos y nos frustrará. Es peligroso acostumbrarse a estar siempre presionado para conseguir las metas, a menudo nos puede llevar a equivocar la referencia correcta, haciendo que creamos que sólo rendimos cuando nos presionamos mucho y nos sentimos suficientemente agobiados. Por otro lado, si no tenemos un mínimo de presión o motivación para conseguir lo que queremos, nuestra capacidad para rendir estará muy limitada.