No pasa nada no hay que bloquearse… aunque ya llevo tiempo en el ERTE, aún no me he puesto a buscar en serio.
Ante situaciones amenazantes, incómodas y/o repentinas, podemos responder buscando la calma. Dándonos mensajes que nos puedan tranquilizar y no nos desborde la preocupación, ni las reacciones físicas. Darle sentido lógico y racional, a las cosas ayuda, pero en ocasiones impide que pongamos en marcha las soluciones que realmente son necesarias para conseguir nuestras metas. Hay que calibrar hasta que punto frases como “no hay que agobiarse” son sólo palabras. O realmente responden a un sentimiento interno.
Analiza los siguientes conceptos teóricos y luego te propongo unos experimentos para que te ayuden a resolver tus bloqueos:
- Desdramatizar pero sin acabar de creérselo
- Pensamiento, sentimiento, conducta
- Negociar con uno mismo
Tarea
Detecta temores, es posible que en este momento no sean especialmente intensos, pero probablemente estén detrás de que pospongas repetidamente tu búsqueda de empleo. Valora el temor a ser rechazado, valora lo poco que puede apetecerte enfrentarte a las entrevistas… Si no detectas ningún miedo especial, es posible que simplemente te sientas bien así y que no tengas demasiada motivación para comenzar a buscar.
Si existen temores es el momento de plantearlos y graduar la manera en la que te vas a enfrentar a ellos. Escribe los temores en las notas de la aplicación y valóralos en función de el grado de malestar que te producen. Comienza por los más fáciles, poco a poco ve enfrentándote al resto.
Si crees que el malestar es demasiado intenso, no descartes buscar el apoyo de un psicólogo clínico.
Conclusión
La racionalización es un mecanismo de defensa, que nos protege de los malestares y nos ayuda a dar sentido a las experiencias cotidianas. Aún así ten cuidado con excederte haciendo interpretaciones que en un momento dado te alejen demasiado de las soluciones que deseas encontrar.
Es un hecho que cuanto más negocias hacer o no una determinada tarea, los estados de alerta a nivel emocional y físico tienden a dispararse. No poder comprometerse definitivamente con una de las opciones de las que disponemos favorece la esperanza de poder evitar pasarlo mal.
Frases como “paso, que sea lo que tenga que ser. No importa” intentan calmarnos pero la realidad es que no suelen ser muy efectivas si la amenaza o el malestar es muy grande. Una frase mejor sería: “no me gusta, y no es que no pase nada… ¡sólo pasa lo que pasa! (que no es poco)”.