Normalmente, las personas que no cuentan que están en paro es porque sienten vergüenza, se sienten devaluados, incapaces, pesados o inferiores. Es necesario generar mecanismos sólidos para afrontar lo que esté por venir. Te propongo que, para conseguirlo, entiendas los siguientes conceptos para que posteriormente realices unos ejercicios.
Tarea
Cuenta tu situación, fija un día para contarlo. Anota en un papel lo que vas a sentir antes de que ocurra. Refleja también las sensaciones y gestos que tendrán las personas a las que se lo quieres contar. Recuerda que hay ocasiones en las que no puedes evitar que se produzcan sensaciones negativas. Lo importante es querer afrontarlas para normalizarlas y construir soluciones desde ese punto.
Obsérvate a lo largo del día. Si te sientes incómodo piensa en si hay alguna etiqueta que te está incomodando especialmente. Date cuenta de que cuanto más falsa sea, es posible que más te agobie. Piensa en las siguientes etiquetas:
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Si ves que son incómodas y que marcan en exceso tu día a día, te recomiendo que hagas por no huir de ellas. Por ejemplo, ¿qué pasa si no te adelantas a la necesidad de un amigo? Estaría bien que lo probaras si la etiqueta mal amigo te incomoda. Cuanto más lo trabajes menos dependiente serás de las opiniones de los demás.
Afronta los conflictos. Expresa desacuerdo cuando así lo sientas, intenta no cargarte de razones poderosas a la hora de expresar opiniones diferentes a las de otros. Sé algo científico y comprueba si el rechazo y el conflicto, o la valoración que puedan hacer de ti, es tan negativa como habías creído. Es posible que sea así, aunque a lo mejor te acaba sorprendido.
Haz un diario de lo positivo. Todas las noches, escribe algo bueno que haya ocurrido, escribe por lo menos tres cosas.
Crea una lista de deseos. Saber lo que se quieres es un prerrequisito para ser capaz de alcanzar los objetivos. Anote todo lo que quiere hacer y todo lo que quiere ser.
Conclusión
Desde el punto de vista del razonamiento emocional el que hoy estés en el paro no significa que lo vayas a estar indefinidamente, ni que te vayas a arruinar, ni que no vayas a tener dinero para comer. La realidad es que el que lo temas más no lo hace más probable, pero tampoco menos. Por lo tanto, el miedo nos puede hacer creer que la probabilidad de que algo malo ocurra es mayor.
Desde el punto de vista de la parte por el todo, es fácil juzgarse negativamente, etiquetarse como fracasado, o vago, o que no estuviste a la altura de lo que esperaban de ti. Es fácil coger la parte (estar en paro) en concluir el todo (fracasado, por ejemplo). Pon a prueba la etiqueta negativa. Es verdad que puede pensarse que no tengas trabajo por… ser un vago, valga de ejemplo, intenta no dar excesivas explicaciones sobre las razones que te han llevado a estar en el paro. Excederte dando esas justificaciones probablemente te calme a corto plazo, pero en el fondo es lo que te hará sentirte más vulnerable ante ti y los demás.
El trabajo es lo que haces y en parte lo que eres, no es lo único que te define.
Deja de compararte con los demás. Nos solemos comparar con personas que son distintas a nosotros. Al hacerlo implicamos a nuestra autoestima, potenciando el análisis de lo que nos falta, de lo que otros tienen y nosotros no. ¡Cuidado! puede ser bastante injusto para uno mismo crear personas perfectas con trocitos perfectos de los demás. Podemos acabar creando pequeños e irreales Frankenstein.