Entre nosotros existen monstruos capaces de hacer las salvajadas más inimaginables. Personas que parecen absolutamente normales, y sin embargo poseen una mente oscura que les lleva a cometer atroces asesinatos. La mayor parte de nosotros huimos de estos monstruos, nos espantan y agradecemos no habernos encontrado con ellos cuando andaban sueltos. Algo que no hubiese resultado muy complicado, ya que muchos de ellos suelen ser encantadores, serviciales y amables. Igual que las hermosas plantas carnívoras que atraen a los insectos con sus aromas para después devorarlos.

Sin embargo, existe quien siente una atracción irresistible hacia los asesinos y delincuentes más peligrosos. No hablamos de fascinación por conocer su historia para después escribirla o crear una serie, hablamos de personas que desean amorosa y sexualmente a este tipo de personajes. A dicha atracción se la denomina hibristofilia.

 

Pero…¿qué es exactamente la hibristofilia?

La hibristofilia también es conocida como el síndrome de Bonnie & Clyde y está dentro de las parafilias, es decir, repite un patrón de comportamiento sexual atípico. En este caso, es la atracción irresistible hacia asesinos y otros delincuentes peligrosos. Se considera un trastorno cuando únicamente se puede conseguir placer sexual con este tipo de personajes. Según las estadísticas, se produce mayoritariamente entre el género femenino.

Suelen ser mujeres que tienen una autoestima muy baja y han sufrido abusos en sus relaciones pasadas. Es fácil que se sientan salvadoras de estos sujetos, y que con su amor serán capaces de cambiar al más cruel de los criminales. Tampoco faltan las que intentan conseguir atención mediática manteniendo relaciones con un criminal famoso. Este tipo de hibristofilia se la cataloga como pasiva. También está la agresiva, pero en este caso ya estaríamos hablando de cómplices materiales.

En España, una mujer que pertenecía a una asociación dedicada a mejorar la calidad de vida de los presos, se enamoró perdidamente de un violador. Le terminó ayudando a fugarse. Finalmente, ambos fueron capturados. Si volvemos la mirada hacia Sevilla, descubriremos cómo un joven que asesinó a una muchacha, cuyo cuerpo no ha sido aún encontrado, recibe diariamente cartas de amor de mujeres que pretenden entablar relaciones estables con él.

 

Deseo sexual

Demos un salto hacia los Estados Unidos, allí nos encontramos con dos casos especialmente espeluznantes: el de Ted Bundy y Richard Ramírez.
El asesino en serie Ted Bundy, confesó 36 asesinatos. Aunque se desconoce el número real de mujeres a las que torturó y mató. Disfrutaba con el dolor ajeno, era cruel y con un grado de salvajismo tal, que algunas de las mujeres que sobrevivieron quedaron con secuelas graves de por vida. Bundy, una vez encarcelado recibió cientos de cartas de mujeres que se sentían embelesadas. Muchas acudían a las puertas del juzgado para verle pasar y aclamarle. Terminó casándose y teniendo una hija antes de ser ejecutado.

Richard Ramírez fue otro sádico asesino y violador. Acabó con la vida de 14 personas. Era cruel, sórdido y violento. Eso no evitó que cientos de mujeres le admiraran y escribieran en prisión. De hecho, acabó casándose con una de sus fans, la cual le había escrito más de 75 cartas.

 

 

La pareja perfecta

Según la psicóloga forense Katherine Ramsland, algunas de las mujeres que tienen hibristofilia pueden ven en estos hombres a la pareja perfecta. Al estar encerrados, saben en todo momento donde se encuentran y tienen la certeza de que están pensando en ellas. Además, no han de ocuparse de ellos ni lidiar con los problemas cotidianos. Simplemente les van a visitar, les llaman, escriben, y de esta manera la fantasía de un amor romántico les puede durar durante mucho tiempo. Ellas se sienten amadas y seguras de ese amor.

Por otro lado, muchos especialistas consideran esta parafilia como un tipo de fanatismo extremo. En Alemania, una mujer vio la imagen de un condenado a muerte en un cartel publicitario donde se pedía la abolición de la pena capital. Inmediatamente sintió atracción hacia él, le conmovió su mirada, y tras pensarlo un tiempo, decidió mudarse a los Estados Unidos para estar más cerca de este hombre. Otras mujeres han llegado a tatuarse el nombre de estos asesinos, e incluso su rostro. Han llenado habitaciones con fotos de los más terribles asesinos, e incluso confiesan pasar gran parte del día fantaseando con tener relaciones sexuales con ellos. El hecho de que hayan cometido atroces crímenes les convierte en aún más atractivos para estas mujeres.

 

¿Existe un tratamiento?

No como tal. Recordemos que no aparece como un trastorno mental en los manuales de diagnóstico. Además, la mayoría de estas mujeres no reconocen tener un problema. A ellas les produce placer y satisfacción tener relación con este tipo de hombres. Es complicado que decidan dejar de hacerlo. Lo ideal sería tratar los traumas que pudieron vivir en su pasado. Saber si el origen de esta parafilia se encuentra en algún hecho traumático de su vida, y por qué repiten un patrón tan dañino. Existen muchos estudios que señalan a la escuela cognitivo conductual como la más apropiada para tratar las parafilias en general. Sin embargo, mientras ellas sigan disfrutando con este tipo de relaciones fatales, es muy difícil hacerles entender el peligro al que se exponen y ayudarlas.

 

 

 

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