Ante las crisis de pareja los psicólogos pueden intervenir de diferentes formas y en momentos distintos. Podríamos decir que hay tres momentos claves: antes de una separación, durante el proceso de separación y tras la separación. El papel del psicólogo suele centrarse en buscar soluciones a un conflicto existente, a la distancia emocional, problemas en la esfera sexual…
Las parejas y las amistades en general, tienden a crearse entre personas con un nivel socio-cultural y emocional similar. A menudo nuestros amigos reflejan en algún grado nuestro nivel de madurez emocional. Las parejas que se formalizan a partir de unos 28 años tienden a tener menos rupturas que aquellas que se formalizan antes.
Los hijos son una fuente de tensiones para el desarrollo de la pareja, aunque muchas veces acabe siendo un nexo principal para la convivencia.
Muchos problemas de pareja surgen de la crítica frecuente o de culpabilizar al otro, de estar a la defensiva, de tener conductas despreciativas y de utilizar insultos con frecuencia. En una relación de pareja sana se aúnan los esfuerzos y se respetan las diferencias. No está basada en la imposición sino en la elección de opciones para seguir o no juntos.
El objetivo del psicologo de pareja es ofrecer ayuda por medio de reflexiones teóricas sobre las razones del conflicto y sobre estrategias útiles para el cambio. Sesión a sesión se van planteando tareas para casa, ejercicios prácticos para poder consolidar y hacer propios los conceptos teóricos.
Un terapia de pareja puede ayudar a:
- Estar separados como personas y a estar juntos como pareja.
- Ayudar a definir metas, acciones y necesidades, individuales y comunes.
- Ser capaz de hablar de lo que es más difícil decir.
- Expresar sin culpar las diferencias o desacuerdos puntuales.
- Cuidarse y proteger mutuamente.
- Disfrutar de las relaciones sexuales.
- Educar y cuidar a los niños.
- Recuperarse de viejas heridas.
- Identificar y modificar viejas costumbres que complican la relación.
- Proteger la relación de los peligros que la rodean.
Una terapia de pareja está pensada para que tenga un principio y un final. Al principio se plantean los objetivos, se trabaja con ellos y una vez alcanzados se busca el potenciar la independencia y la capacidad para resolver de forma independiente los problemas de pareja que vayan surgiendo.
Papel del psicólogo ante las rupturas de pareja
La mediación no es un proceso de tratamiento como la terapia de pareja, sin embargo puede ser muy “terapéutico” a medio y largo plazo si tenemos en cuenta que con ella se intenta minimizar el impacto que supone una separación matrimonial a la pareja y sobre todo a los menores implicados.
En la mediación el psicólogo interviene normalmente con otro profesional, generalmente un abogado. En estos casos los profesionales actúan de forma imparcial, sin evaluar ni ofrecer la solución idónea, sino ayudando a que la pareja de forma activa tome sus propias decisiones, sobre todo en aquellos puntos más conflictivos como pueden ser los acuerdos económicos o la guarda y custodia de los menores. Generalmente tras la mediación se redacta un documento que puede servir como base para la tramitación legal de una separación de mutuo acuerdo.
Cuando el psicólogo interviene durante el proceso de separación o en las crisis matrimoniales, también puede hacerlo desde diferentes enfoques, uno clínico y otro forense. Desde un punto de vista clínico se puede prestar apoyo en el momento de la crisis desde una terapia individual a los miembros de la pareja si así lo requieren, o a los menores de ésta según la necesidad. Desde un punto de vista forense, el psicólogo actuaría como asesor de los jueces acerca de las decisiones sobre guarda y custodia realizando una peritación.
Informes periciales psicológicos tras la ruptura de pareja
Como asesores en este ámbito pueden “sugerir” una vez realizada la evaluación, el intentar una mediación si ve posibilidades de acuerdo, una terapia individual si considera que algún miembro de la familia lo necesita, o una exploración más a fondo para poder orientar sobre la guarda y custodia. A la hora de valorar cual es la mejor opción sobre la guarda y custodia, el psicólogo debe buscar la opción que mejor se adapte a las necesidades de los menores dependiendo de las características individuales de cada caso.
Tras la separación, los psicólogos pueden nuevamente intervenir desde un punto de vista clínico, dando un apoyo a algún miembro de la pareja y/o alguno de los menores para poder afrontar de una forma adecuada la reestructuración familiar. De igual manera, es muy frecuente que los psicólogos puedan intervenir asesorando a los jueces realizando una peritación, o bien porque no se haya realizado en el momento de la separación y en este momento sea necesaria, o bien porque haya nuevas decisiones que tomar (cambio de domicilio, cambio de colegio, ampliación de régimen de visitas, cambio de custodia, etc.).
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