La taquicardia o aceleración cardíaca es una respuesta natural del corazón que puede o no tener relación con la ansiedad. Podemos hablar de taquicardia a partir de 100 pulsaciones por minuto en reposo. Las pulsaciones normales en este estado suelen estar entre 60 y 100. El latido está determinado por un señal eléctrica,  marca el ritmo en función de las necesidades de cada situación y en función de la forma física, desgaste, cansancio…

Si usted ha llegado a este artículo buscando en Google sobre taquicardia, es posible que sea porque ha tenido este síntoma y está queriendo conocer las causas y cómo tratarlas. Lo primero es comenzar por la causa orgánica y pedir una valoración al cardiólogo o al médico de cabecera. Después si no hay ningún hallazgo que pueda explicar estos síntomas, es el momento de valorar las causas emocionales como causantes de los cambios de su frecuencia cardíaca.

 

Taquicardia es un signo de ansiedad

 

taquicardia

 

Centrémonos en su origen psicológico, y no en una patología física. La ansiedad potencia las variaciones en la frecuencia cardíaca porque la alerta requiere tener todos los recursos disponibles ante una amenaza. Da igual que sea producto de ver una película, o de un atraco en el que nos amenazan con una pistola. El cuerpo prepara a los músculos, las venas, el corazón… para que puedan ayudarnos a evitar y resolver los peligros.

Cuando la taquicardia se mantiene más tiempo o se percibe con intensidad, a veces acompañada de extrasístoles, palpitaciones y de notar el pulso con intensidad en el pecho o el cuello, es posible llegara imaginar que tenemos problemas cardíacos o que podemos sufrir un infarto, o un derrame… A muchas personas lo que les ocurre es que se angustian porque no encuentran la certeza que buscaban a la hora de alejar sus miedos. Digamos que como exponía en el artículo de 11 efectos de la ansiedad en el cuerpo, el estrés puede manifestarse de múltiples formas, y una de las más frecuentes es ésta: la taquicardia y o las palapitaciones.

Cuando se suma la incapacidad para certificar que no nos va a dar un derrame o un infarto, al un miedo a que nos ocurra, es posible iniciar una cadena de pensamientos obsesivos. Éstos suelen alimentarse  de argumentos y pruebas que buscan demostrar que seguro que no va a pasar nada. El problema es que siempre queda un resquicio para la duda, y de ella se alimenta la angustia y la ansiedad.

 

 

Temer la taquicardia

La peculiaridad de temer la taquicardia es que lo que se teme, precipita que se haga realidad: precipita más taquicardia. De este modo es fácil mantener elevadas las pulsaciones durante horas, días, o incluso semanas, ya que podemos entrar en el chequeo continuo de nuestro estado y de cómo evoluciona a cada minuto.

Las personas que se autoobservan mucho suelen desarrollar una habilidad muy afinada para detectar cambios en la frecuencia cardíaca, pudiendo informar de forma bastante acertada sobre esos cambios. Claro que el que haya variaciones no tiene porque ser importante, pero si la vivencia subjetiva es amenazante la persona puede llegar a creer que si se observa de este modo podrá adelantarse a cualquier posible infarto o derrame. El efecto real es que la persona siente una amenaza muy elevada todo el tiempo, produciendo entre otros síntomas más taquicardia y palpitaciones.

 

El corazón no es un metrónomo.

 

taquicardia y ansiedad

 

El corazón por tanto no es un metrónomo, es un órgano pensado para reaccionar constantemente a todo lo que sea necesario para el día a día. Cada vez que subimos escaleras, jugamos o hacemos deporte, o simplemente cuando cambiamos de posición de tumbado a estar de pie, el corazón debe reaccionar para repartir la cantidad de sangre que es necesaria para cada parte del cuerpo.

La próxima vez que tengas una taquicardia o que simplemente atiendas a tu corazón, piensa: primero, temer que haya un problema cardíaco no hace que sea así. Aunque parezca más probable, no lo es. Segundo, el corazón está preparado y “diseñado” para variar y para latir con rapidez durante mucho tiempo. Interprete su taquicardia como una señal para hacer las cosas con más calma, aceptando mejor algunos límites y incapacidades de su día a día. Si no se reduce no se enfade consigo mismo, simplemente es una señal para buscar hacer cambios. Usted puede elegir si son con ayuda o sin ayuda de un psicólogo clínico.

 

 

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