La maldad es parte del ser humano, viaja con nosotros en cada paso del camino como una parte más de nuestro cuerpo. Pero… ¿Qué propicia el hecho de que algunos la utilicen y otros no? ¿Por qué algunas personas son malvadas y otras bondadosas? ¿Existe alguna forma científica de explicar por qué nos decantamos por una u otra cosa?

 

Estudios sobre la maldad

Se han hecho bastantes estudios y experimentos para poder dar una respuesta a estas preguntas. La comunidad científica siempre se ha planteado si la maldad era una cuestión genética. Se sabe que la crueldad está asociada al cromosoma X que fabrica MAO-A (Las Monoamino oxidasas son enzimas que catalizan la oxidación de monoaminas y la degradación de neurotransmisores -aminas (serotonina, noradrenalina)) esto propició que se realizara un estudio a una familia holandesa en la que cuarenta de sus miembros varones habían cometido crímenes, todos tenían el MAOA-A. Si duda es un dato importante, pero esto no quiere decir que con solo este elemento la persona esté condicionada a cometer actos terribles.

Según el doctor Blackwood (miembro del Instituto de Psiquiatría en King College), no solo basta con poseer el MAOA-A, es necesario que se den otros factores para que la maldad se convierta en el modo de vida de algunas personas. Una infancia traumática influye bastante o incluso una menor densidad neuronal en el sistema paralímbico (una de las zonas fundamentales para el procesamiento de las emociones) como ocurre en los psicópatas. Por lo tanto, podríamos decir, que la mayoría de los investigadores de esta característica humana, han llegado a la conclusión de que además de un componente genético, la maldad es propiciada por circunstancias culturales o situaciones límite que pueda llegar a vivir el individuo.

 

Nazismo

Recordemos el nazismo. Una población que está viviendo una época de miseria se ve envuelta por las palabras de un grupo de hombres que les asegura que son superiores al resto, que les asegura que gracias a ellos podrán salir de la crisis y convertirse en el país más poderoso del mundo. Para conseguirlo deben eliminar a aquellos que empobrecen la raza o a los que consideran enemigos naturales de su pueblo. Muchos se convierten en espectadores cuando comienzan los actos de crueldad y violencia, cuando se legalizan actos deleznables… Algunos miran y no hacen nada dominados por el miedo, otros se quedan quietos por una cuestión de egoísmo, y los hay que participan activamente en cuantas barbaridades se realizan, porque consideran que están trabajando por el bien común.

 

Campos de concentración

En los campos de concentración, existían prisioneros que se convertían en Kapos. Prisioneros como todos los demás, pero con mayores privilegios si vigilaban y trataban con mano de hierro a sus compañeros. Muchas víctimas de estos campos los describieron como aún más crueles que los propios alemanes. ¿Debemos suponer que todos estos individuos poseían una maldad innata que salió a flote cuando se produjeron las circunstancias adecuadas? Muchos psicólogos, psiquiatras e investigadores de este terrible fenómeno opinan que no.

Parece claro que el ser humano nace bueno y malo, después recibe una educación determinada y según se va desarrollando su yo interno decide inclinarse por la maldad o la bondad, aún así no existe nadie absolutamente bondadoso o malvado (exceptuando quién padezca algún tipo de trastorno grave que le lleve a realizar actos terribles, como sucede con los psicópatas).

 

 

Multicausalidad de la maldad

Según el psicólogo forense y profesor de psicopatología Adolfo Jarne, la maldad es un fenómeno muy complejo que no tendría una explicación única. Por otra parte el doctor en filosofía Francesc Torralba opina que la maldad es siempre reactiva, cuando una persona la ha sufrido durante un tiempo normalmente la devuelve. Esto se cumple en muchos casos de maltrato y pederastia, donde el verdugo ha sufrido exactamente lo mismo que su víctima. Son individuos muy dañados por las situaciones que hayan podido vivir, y utilizan la maldad como vía de escape o como forma de comunicarse con los demás.

¿Pero que sucede en los casos donde esta causa- efecto no se observa? ¿Por qué existe una, podríamos llamar, maldad gratuita? Se podría decir que existe un grupo de seres humanos a las que se les catalogaría de “perversos”, que son conscientes y disfrutan haciendo el mal. Sienten satisfacción con sus actos crueles, lo cual les anima a seguir adelante con su perversidad.

 

Maldad colectiva

Volviendo al fenómeno del nazismo, muchos investigadores opinan que es un claro caso de maldad colectiva. La ciudadanía está viviendo una situación extrema, señalan a los culpables y ofrecen una solución. Se hace cuanto creen necesario para llevar a cabo su recuperación, volviéndose ciegos y sordos o parte activa en acciones claramente malvadas e injustas.

No se puede pensar en ningún momento que la población alemana era intrínsecamente malvada, desgraciadamente se produjo una situación propicia para que lo peor del ser humano saliera a flote en busca de su propia salvación. Más sangrante era el caso de los kapos en los campos de exterminio, capaces de terribles atrocidades contra sus compañeros con tal de recibir el más nimio privilegio que mejorase su estancia en aquel infierno. Cómo hemos comentado en párrafos anteriores, en situaciones extrema todos podemos convertirnos en observadores pasivos o malvados activos.

 

maldad

 

Experimento de presos y carceleros

El conocido experimento del profesor Zimbardo, en los años setenta, viene a confirmar lo que estamos exponiendo. Un grupo de personas normales se someten a un experimento en la prisión de Stanford. Unos harán de presos y otros de carceleros. A los primero se les humilla terriblemente por parte de los segundos, a quienes se les ha dicho que deben ser crueles, curiosamente, los que realizan el papel de carceleros han sido elegidos entre grupos pacifista y hippies. Seis días después se dará por finalizado, cuando la doctora Christina Maslach acude a realizar una serie de entrevistas y se encuentra con una situación dantesca.

Los supuestos prisioneros viviendo en condiciones deplorables, los supuestos carceleros ejerciendo una crueldad extrema, y una cincuentena de personas observando el experimento desde fuera, completamente inmunes a las terribles imágenes que estaban viendo. ¿No les recuerda a ustedes lo sucedido en la Alemania nazi? Parece ser que una persona buena sometida a situaciones extremas puede realizar las más atroces de las acciones… ¿pero y en el caso contrario?

“El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”.
Albert Einstein

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Tratamiento digital del ataque de pánico

Dispones de un BOTÓN DEL PÁNICO para hacer frente a una crisis de ansiedad.

Recibe ayuda gratuita para tratar las crisis de ansiedad y evitar que se produzcan

Inicia la herramienta