El tema de las drogas suele ser algo que nos preocupa mucho cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia. A veces la preocupación es algo infundada, pero otras veces hay ciertas bases realistas que hacen que nos preocupemos por la salud de nuestros hijos. Ellos suelen manejar mucha más información sobre las drogas de lo que creemos, aunque muchas veces también tienen algunas creencias falsas o mitos sobre las mismas, su funcionamiento o el riesgo que entrañan.
El trabajo de los padres en este sentido es ayudar a que la información que tienen nuestros hijos adolescentes sobre las drogas sea lo más veraz y realista posible, para ayudarles a que ellos mismos acaben tomando las decisiones más adecuadas. Por eso, tampoco es buena idea intentar demonizar de forma exagerada las drogas. No consiste en hacer que nuestros hijos tengan miedo a las drogas, sino de que conozcan de verdad lo que implican y las consecuencias de consumirlas.
Vamos a ver algunos mitos o falsas creencias habituales en los adolescentes y cuál es la realidad al respecto, o lo que tenemos que intentar transmitirles a nuestros hijos adolescentes.
“Los efectos negativos del tabaco sólo se notan cuando eres muy mayor”
Muchas personas tienden a pensar que la única consecuencia del tabaco es padecer cáncer de pulmón cuando seas muy mayor. Y, aunque existe relación entre el cáncer de pulmón y el tabaco, no es la única consecuencia de consumirlo. De hecho, fumar puede producir otros tipos de cáncer, como el de garganta. Sin embargo, fumar tiene bastantes efectos negativos de diferentes tipos a muy corto plazo. La capacidad física se ve muy afectada (te vas a cansar muy fácilmente por cualquier cosa), provoca muy mal aliento, pierdes cierta capacidad de gusto y olfato, te amarillea los dientes y los dedos, sueles padecer catarros y resfriados más fácilmente, etc. Además, una persona que consuma un paquete diario de tabaco, puede gastarse alrededor de 1000€ al año.
“El alcohol no es malo porque es legal”
Todo el alcohol que puedan beber los menores conlleva un riesgo significativo. No hay que olvidar que, aunque en algunas cosas los adolescentes pueden parecer ya casi adultos, su cerebro sigue desarrollándose, y exponerlo al alcohol puede afectar a su desarrollo. Especialmente cuando el consumo es muy intenso, que es lo que suele ocurrir en los “botellones”, muy habituales en adolescentes. Además, hay muchas urgencias hospitalarias debidas al consumo excesivo de alcohol (intoxicaciones etílicas que pueden acabar en muerte), y los accidentes de tráfico debidos al consumo de alcohol, que son la primera causa de muerte en los jóvenes.
“El cannabis es natural y terapéutico, por lo que es bueno fumarlo”
Desde luego, la planta del cannabis es natural, como cualquier otra planta. Al igual que la del tabaco, que las hojas de coca, de donde se consigue la cocaína, o que los frutos de la amapola real, de donde se acaba sacando la heroína. El hecho de que tenga un origen natural, no significa que no sea perjudicial para la salud.
El cannabis puede resultar terapéutico bajo ciertas circunstancias, igual, de nuevo, que multitud de sustancias diferentes. Eso sí, lo que puede resultar terapéutico es el cannabis de forma aislada y controlada, no fumar porros. Cuando alguien fuma un porro no sólo está fumando cannabis, sino otras muchas sustancias diferentes que no tienen nada que ver, ni cuyo efecto ha probado ser terapéutico en absoluto en ninguna situación. Que algo sea terapéutico en situaciones concretas, no significa que tomarlo en otras circunstancias sea positivo. El paracetamol te puede ayudar a calmar un dolor de cabeza, por ejemplo, pero no por ello lo tomas continuamente sin tener dolor de cabeza. De hecho, tomar mucho paracetamol puede provocar problemas graves de salud.
Lo mismo ocurre con el cannabis y muchas otras sustancias. El cannabis puede servir para calmar las náuseas o vómitos de personas con un tratamiento de quimioterapia o para tratar la falta de apetito en pacientes con sida, pero es sólo en esas circunstancias cuando a lo mejor puede resultar beneficioso. Si no es así, tomar cannabis de cualquier forma no va a aportar ningún tipo de beneficio, sino al contrario.
“Las drogas estimulantes como la cocaína o el éxtasis dan mucha energía”
Muchas personas piensan esto porque estas drogas suelen consumirse cuando están de fiesta, lo que hace que puedan estar toda la noche sin descansar. Sin embargo, lo que hacen estas drogas es más bien enmascarar los efectos del cansancio, haciéndote creer que no lo estás, pero, aunque no lo sientan, el cuerpo sí que necesita descansar.
De hecho, cuando el efecto de este tipo de drogas se pasa, es cuando viene el “bajón”, que es cuando las sensaciones de cansancio vuelven a aparecer, y es entonces cuando se sienten especialmente mal. Además, enmascarar esas señales de cansancio y malestar puede tener consecuencias para la salud graves, como los habituales golpes de calor o hipertermia severa asociados a este tipo de drogas.
Psicólogo general sanitario
Graduado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid.
Especialista en Terapia Cognitivo-Conductual en la Infancia y Adolescencia por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Máster en Intervención Multidisciplinar para Trastornos Alimentarios, Trastornos de la Personalidad y Trastornos Emocionales por la Universidad de Valencia.
Colegiado M-31888.