Cuando afrontamos y analizamos lo que hacemos, o lo que ocurre ahora, es muy fácil ligarlo con lo que creemos que va a ocurrir después. Las personas tendemos a crear reglas y a querer intuir hacia dónde irán los acontecimientos para poder resolverlos adecuadamente. No siempre es necesario que haya una amenaza en el horizonte para que deseemos anticipar los acontecimientos. A veces es más por curiosidad que por necesidad.

Las relaciones sociales son mejores cuanto mejores sean también las habilidades de la persona a la hora de entender qué piensa el otro, o como se siente. Tomamos datos puntuales e intentamos extrapolarlos. Deseamos llegar a conclusiones que nos corroboren si estamos cayendo bien, si hay malestar en el otro. También queremos saber si nos interesa seguir hablando, si la energía que requiere una relación está bien gastada, si tiene cosas en común con uno mismo.

Quien se adelanta a las cosas sabe identificar si un jefe o un cliente quiere las cosas de otro modo o si hay que hacer cambios para mejorar un procedimiento.

Anticiparse ayuda a no perder una amistad, un trabajo, o cambiarlo antes de que ocurra algo desagradable.

Anticiparse nos hace hábilies en un deporte y nos ayuda a aprender mejor.

En resumen anticiparse en casi un superpoder que nos ofrece el cerebro para avanzar en la vida, pero si no sabes gestionarlo adecuadamente se puede convertir en la fuente de muchos problemas psicológicos.

 

adelantarse anticiparse

 

Las anticipaciones están detrás de algunos trastornos

La ansiedad y la depresión suelen tener una relación directa con la capacidad para adelantarse. Aquellos que por su manera de percibir las cosas, y aquellos que por capacidad para hacerlo, simplemente juegan a adelantarse a las secuencias de los acontecimientos, tienen muchas probabilidades de padecer niveles de ansiedad elevados o pueden ver afectado sus estado de ánimo en negativo.

Cuando uno se sumerge en el análisis de las acciones presentes y examina lo que está sucediendo en el aquí y ahora, es casi inevitable vincularlo con lo que se cree que ocurrirá después. Los seres humanos tenemos una tendencia innata a establecer reglas y a intentar vislumbrar el curso de los acontecimientos para poder abordarlos de manera adecuada. No siempre surge la necesidad de anticipar amenazas en el horizonte, a veces es más bien una curiosidad insaciable la que nos impulsa.

La calidad de nuestras relaciones sociales está íntimamente ligada a nuestra capacidad de comprender las emociones y pensamientos de los demás. Observamos detalles concretos y tratamos de inferir a partir de ellos. Anhelamos llegar a conclusiones que confirmen si estamos causando una buena impresión, si existe algún malestar en la otra persona. También nos interesa saber si vale la pena continuar conversando, si la energía invertida en una relación es bien empleada, si existen intereses compartidos.

 

anticiparse

 

Los pros de anticiparse

 

Adelantarse en el tiempo nos convierte en maestros de un deporte y nos ayuda a adquirir conocimientos con mayor fluidez. En esencia, la anticipación es casi un superpoder otorgado por nuestro cerebro para avanzar en la vida. Sin embargo, si no se gestiona de manera adecuada, puede convertirse en el origen de numerosos problemas psicológicos.

Las anticipaciones están directamente relacionadas con algunos trastornos psicológicos. La ansiedad y la depresión suelen vincularse estrechamente con la capacidad de anticipación. Aquellos que, ya sea por su percepción del mundo o por su habilidad para adelantarse a los hechos, se dedican a jugar el juego de la anticipación, corren un alto riesgo de experimentar niveles elevados de ansiedad o ver afectado negativamente su estado de ánimo.

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