Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco mata cada año a casi seis millones de personas, además, su consumo es un factor de riesgo para seis de las ocho principales causas de defunción en el mundo. Estos datos quizás no nos sorprendan, tanto fumadores como no fumadores conocemos los riesgos del consumo de tabaco o de la exposición a su humo.

Si miramos a nuestro alrededor, seguro que conocemos a más de una persona fumadora, quizás nosotros mismos lo somos. Muchos fumadores no se han planteado nunca el dejar de fumar, al menos no en serio. Pero sí conocen los riesgos que el consumo de tabaco tiene sobre su propia salud y sobre la salud de los fumadores pasivos.

Otros sí se han planteado al menos una vez dejar este hábito, pero por un motivo u otro no han llegado a su objetivo. Todavía no.

Obligar a alguien a dejar de fumar no es la estrategia más eficaz. Cuando tenemos a nuestro lado a una persona a quien queremos, nos gustaría que dejara de fumar, porque nos preocupa su salud y queremos lo mejor para ésta. Pero tengamos en cuenta, que quejarnos continuamente de lo molesto que es el humo, lo mal que huele la ropa o el gasto de dinero que conlleva… no servirá de nada si la persona fumadora realmente no quiere dejar de fumar. Tampoco funciona el decirle que lo deje por amor. El chantaje emocional puede funcionar en un primer momento, pero si la persona no quiere dejarlo por ella misma, en la mayoría de los casos no funcionará.

ayudar a dejar de fumar

Seguro que más de una vez hemos perdido los nervios, porque no entendemos cómo esa persona puede estar contribuyendo a perjudicar su salud. Todo ello, al final sólo sirve para que el fumador se sienta mal, no contribuirá positivamente en sus esfuerzos o su decisión.

Como persona cercana a un fumador, veamos qué estrategias podrían ayudarnos a él y a nosotros mismos cuando el fumador tome la decisión  de dejar el tabaco:

  • No le critique si está nervioso e insoportable. Tenga paciencia.
  • Cuando intente discutir o se meta con usted, no le diga nunca, que haga lo que quiera, que fume si quiere. Seguro que esto es lo que quiere oír, cualquier excusa vale para retomar el hábito. Hágale ver que estos son los efectos que le provoca el tabaco, que normalmente no diría cosas así.
  • Apóyele por cada logro, un día sin fumar es motivo de recompensa y alabanzas.
  • Hagan actividades juntos, manténganse ocupados, muéstrele su apoyo incondicional y dígale lo orgulloso que está de sus esfuerzos.
  • No vayan a sitios donde seguramente estarán rodeados de fumadores. Cambien de hábitos, al menos durante un tiempo.
  • En momentos en los que piensa que va a recaer, recuérdele los motivos por los que decidió dejar de fumar. Hágalo de manera comprensiva, con tacto.

Y sobre todo, piense que cuando queremos ayudar a una persona, ésta debe querer ayudarse a sí misma primero, de otra forma, no tendremos éxito. Hasta entonces, puede decirle que cuando llegue el momento, usted estará a su lado.

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