El comer como el rascar… todo es empezar. Hemos hablado en artículos anteriores del comer, hablemos ahora del rascar. Podemos definir cuatro tipos de prurito en función de su origen. El primero es el causado por la piel reseca, inflamada o con lesiones. Suele derivarse de la picadura de un insecto, urticaria, neurodermitis o eccema. El segundo se produce por lesiones en las fibras nerviosas, a menudo como resultado del zoster, la varicela o la esclerosis múltiple. La tercera causa es la relacionada con alteraciones del sistema nervioso central, y la cuarta, es el llamado prurito somatoforme, en este caso no está definida ninguna causa orgánica, pero el picor está presente. Los niveles elevados de ansiedad suelen estar muy relacionados con ello.
Rascarse es una respuesta útil y defensiva que el organismo favorece para hacer frente a algún daño externo como el producido por un insecto o un cuerpo extraño. Por medio de la acción manual es frecuente eliminar la causa y evitar males mayores. Como ocurre con le dolor, el picor se convierte en problemático e incluso torturador cuando se torna crónico. Epidemiológicamente se considera que entre el 8 y el 10% de la población padece este trastorno.
Prurito y estrés
Algunas investigaciones destacan como causas más frecuentes al estrés primero seguido de las reacciones alérgicas. No todos los estudios destacan a la ansiedad como precipitante más común, pero en cualquier caso suele estar muy presente o bien como causa, o bien como potenciador del picor derivado del malestar continuado, en forma de desesperanza.
Cabe destacar dos peculiaridades del prurito: el dolor atenúa el picor. Si se activan las neuronas del dolor, el prurito se bloquea. No es una solución pero es un dato que ayuda a entender mejor los mecanismos favorecedores de esta respuesta. Por otra parte hay que destacar que el prurito y el bostezo parece que comparten mecanismos precipitantes similares, ya que ambas conductas se favorecen enormemente al ver a otra persona haciéndolo o al ver una imagen relacionada. Es más, es posible que al leer estas líneas ya se haya rascado más de lo que habitualmente lo hace. Parece que en ambos casos un tipo de neuronas especializadas, llamadas neuronas espejo, se activan tanto cuando realizamos una determinada tarea como cuando la vemos realizar a otra persona.
Por acabar con las causas, cabría hacer hincapié en la histamina como mecanismo químico desencadenante de la necesidad de rascado, de hecho uno de los principales fármacos utilizados para combatir el prurito son los antihistamínicos.
Tratamiento del picor
Ya en el plano psicológico, la intervención psicoterapéutica está centrada en dos momentos diferentes: uno en reducir factores de estrés previos que precipitan o catalizan el picor, y otro en cómo manejar el malestar crónico, y en qué hacer para que la calidad de vida no se vea seriamente reducida por focalizar la atención en las sensaciones de prurito. Más allá, hay que hacer hincapié en consejos que producen alivio e incluso a veces la remisión del trastorno: duchas o baños fríos, a veces junto sustancias como el polidocanol. Además puede ayudar potenciar los ambientes fríos, sobre todo por la noche, y también es recomendable el uso de compresas frías. Normalmente al unir fármacos, hábitos como los descritos y el apoyo psicológico, se consigue reducir el prurito a una intensidad soportable.
La dermatilomanía es otro problema muy relacionado con el prurito nervioso.
Fernando Azor es director de azor & asociados.
Fernando lleva años explicando sin tecnicismos las ideas y conceptos que fundamentan la psicología actual. Hace que que la psicología sea fácil y accesible. Ofrece tareas, consejos y conocimientos de psicología que puede usarse para resolver problemas de la vida diaria. El propio Colegio oficial de psicólogos de Madrid, le otorgó un reconocimiento por su labor divulgativa de la psicología clínica en diferentes medios de comunicación. Puedes ver muchos videos divulgativos en el perfil de TikTok