La respuesta sexual está muy condicionada por la vivencia emocional de cada persona. Desde los componentes más físicos a los más emocionales, todos influyen en la percepción de deseo y de excitación. En el caso específico de la erección, sería imposible mantener una relación sexual plena sin la correcta erección del pene.

Por tratarse de una respuesta física asociada a  una vivencia emocional, no basta con decidir tener una erección para que finalmente se consiga. Al no tratarse de un músculo no es una respuesta que se controle solo con quererla. Este hecho hace que las características de personalidad, y la manera en la que cada uno participa de la relación sexual, determinen el tipo de respuesta física que se va  a producir.

 

Fases de la relación sexual

La relación sexual la podemos dividir en las siguientes fases: fase de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución. En función de si se es hombre o mujer el desarrollo de estas fases se producirá de manera diferente. Vayamos por partes, el deseo es necesario para que puedan iniciarse el resto de las fases antes descritas y por lo tanto sin él no podrá desarrollarse adecuadamente la respuesta sexual.

 

erección

 

Una vez descartadas las causas físicas, cuando se producen problemas con la erección en el momento de mantener relaciones sexuales, hay que atender especialmente a las características de personalidad.

Veamos primero cómo se produce la respuesta de erección en el cuerpo para entender mejor cómo se relacionan la respuesta sexual y el estilo de personalidad.

 

Respuesta física de la erección

erecciónEl pene está formado por tejidos altamente vascularizados. El pene puede variar de tamaño en función de la cantidad de sangre que fluya en su interior. Esta característica hace que únicamente alcance su máximo tamaño cuando se necesita. Bien durante las erecciones nocturnas, a modo de servicio de mantenimiento, o durante las relaciones sexuales.

El mecanismo de erección es puramente hidráulico. Gracias a la entrada de la sangre a los cuerpos cavernosos cambia la consistencia y dureza del pene, facilitando la penetración dentro en la vagina y su posterior expulsión de esperma.

El sistema nervioso y las áreas asociadas a la respuesta sexual determinan la conexión final entre mente y cuerpo.

 

 

La conexión entre las emociones y la respuesta de erección es inevitable

 

El sistema nervioso de los seres humanos se puede dividir en dos grandes apartados, el sistema nervioso central, y el sistema nervioso autónomo. El primero es el encargado de los movimientos controlados, el segundo es el responsable de un montón de respuestas que es necesario generar en el organismo, pero que por suerte se producen de forma automática: dilatación de pupilas, volumen de sangre que debe fluir a cada zona del cuerpo, frecuencia cardíaca, dilatación alveolar… y por supuesto la erección y la eyaculación. Este sistema autónomo está compuesto a su vez de otros dos sub-sistemas: El sistema nervioso simpático y el parasimpático. El simpático es el encargado de trasmitir activación, y el parasimpático desactivación.

 

El sistema nervioso  y la erección

 

Por ejemplo, si alguien nos da un susto al salir de un habitación, será el sistema nervioso simpático el que se activará para subir las pulsaciones, llevar sangre a los músculos… (este proceso está muy bien descrito en el artículo «10 efectos de la ansiedad en el cuerpo«). Cuando nos damos cuenta de que solo era un susto, es el sistema nerviosos simpático el que se activa, y el que comienza a mandar señales de desactivación: baja pulsaciones, reduce la afluencia de sangre a las extremidades…

En el caso de la respuesta sexual es el sistema nervioso parasimático el que se debe activar para que se produzca la excitación y la erección, y el simpático para que se precipite la eyaculación. Esto tiene una relación directa con las características de personalidad de cada hombre o chico y las dificultades para mantener la erección durante la relación sexual.

 

problemas de erección

 

La erección nocturna. ¿Por qué se produce?

Las erecciones nocturnas son tan normales como los estornudos. A partir de los 13 años, hasta un tercio del sueño va acompañado de erecciones. Normalmente van a asociadas a la fase REM. Se considera que cualquier hombre o adolescente tiene erecciones durante la noche si no tiene ninguna disfunción física, de hecho para poder hacer el diagnóstico diferencial entre disfunciones sexuales físicas o psicológicas, este es un criterio principal.

El nombre técnico de las erecciones nocturnas es tumescencia peneal nocturna, y es la responsable de frases como: «levantarse con la tienda de campaña montada». Cuando la erección coincide con la hora de despertarse, con frecuencia favorece el inicio de relaciones sexuales, aunque en realidad la erección no tiene porque ir acompañada de excitación.

 

Erecciones nocturnas = labores naturales de mantenimiento

 

Durante mucho tiempo se pensó que las erecciones estaban causadas por las ganas de orinar, sin embargo parece que es más bien una coincidencia en el tiempo y no su explicación. Es mucho más aceptada la idea de que la afluencia de sangre arterial rica en oxígeno es buena para la reparación de los tejidos del pene. Sería algo así como las labores naturales de mantenimiento que realiza el propio organismo para garantizarse que estamos siempre listos para poder reproducirnos.

Desde el punto de vista evolutivo es muy importante reservar una cantidad de energía elevada para perpetuar los genes. poco importa que en realidad las erecciones no tengan como única finalidad la reproducción. El cuerpo hace lo que tiene a mano para garantizar el correcto comportamiento de todas sus funciones.

problemas de erección

 

Debido a que la actividad sexual puede ser discontinua y no diaria o muy seguida, la naturaleza se prepara para esto y origina las erecciones nocturnas. De esta forma, el penese mantiene sano con sangre oxigenada rica en nutrientes aunque no haya siempre un contacto sexual que produzca la erección.

Un hombre experimenta entre once y nueve erecciones nocturnas, coincidiendo en ocasiones con el momento de despertar. No teniendo siempre que ser duraderas ni completas.

En los casos en los que existen problemas relacionados con la erección, causados por factores emocionales, las erecciones se siguen produciendo. En los casos en los que la persona se focaliza intensamente en las sensaciones del pene, puede llegar a despertarse durante la noche, cada vez que se producen las erecciones nocturnas. Puede dificultar el descanso y generar niveles de ansiedad y bloqueo aún más altos.

 

Erección y sistema nervioso autónomo

La respuesta de erección en el hombre está regida por el sistema nervioso autónomo, y por esta razón no somos capaces de ejercer un control completo sobre ellas. Como la frecuencia cardíaca y la dilatación de las pupilas, la erección no se controla como un músculo del brazo. Podemos subir la frecuencia del latido subiendo escaleras y/o potenciando una emoción intensa, pero aunque nos concentremos mucho, lo normal es que el ritmo cardíaco ni suba ni baje si no se asocia alguno de estos factores.

En los casos en los que los hombres se centran en tener una erección para mostrar lo excitados que están o para satisfacer a su pareja como única meta, existen bastantes probabilidades de que ésta no se produzca. Los psicólogos lo llamamos ansiedad de ejecución. Gran parte de los problemas de erección tienen su origen en factores psicosomáticos y no en disfunciones de origen orgánico. Por esa razón gran parte de estos problemas los tratamos los psicólogos clínicos en consulta.

 

 

Cabría añadir que las erecciones nocturnas no solo son exclusivas de los hombres. Las mujeres también experimentan erecciones en el clítoris a lo largo de la noche. Quizás por ser menos llamativo es menos conocido, pero las razones asociadas a la vascularización y por tanto a la oxigenación de los tejidos, es igualmente relevante para esta zona del cuerpo en las mujeres.

 

Emociones ligadas a la erección

Es curioso que la naturaleza haya hecho una conexión necesaria entre estado de ánimo y respuesta de erección. No ha facilitado opciones automáticas para tener la erección. Gracias a esta conexión se garantizan cuestiones como la compatibilidad genética entre los miembros de la la pareja. Favorece que haya más deseo entre personas con características genéticamente más adecuadas. Obviamente en la evolución del ser humano, el sexo ya no es solo para reproducirse y por tanto no es tan necesaria la selección natural y el que topemos con la mejor pareja reproductora.

Parece que evolucionamos con mayor lentitud nuestra parte más  animal que la parte más  social y psicológica. Nuestros genes siguen apostando por la perpetuación de la especie por encima de las relaciones sociales… O dicho de otra forma, nuestro pene sigue dependiendo de la cantidad de deseo y de calma que nos genera la pareja para que finalmente la erección se mantenga.

 

Excitación

Si no nos excita la pareja, la erección no se producirá de manera consistente. Pero si la vivencia que tenemos es de alerta o amenaza tampoco. Se activará el sistema nervioso simpático y hará que sea muy difícil tener una erección. Es posible que acelere el momento de eyacular, pero desde luego bloqueará con gran probabilidad la capacidad para tener una erección.

El deseo puede mantenerse intacto, pero la respuesta física puede no producirse para desesperación del chico. Cuanta más rabia y malestar exista hacia uno mismo, y más aumente la necesidad de satisfacer a la pareja sin éxito, más se activa el sistema nervioso simpático, por lo que el problema solo hace que crecer. Esto hace que algunas personas en función de su estilo de personalidad tengan más problemas que otras para resolver las dificultades para mantener la erección.

Si lo describimos de manera matemática, podemos decir que la erección es inversamente proporcional al nivel de activación. A más vivencia de amenaza, menos erección.

 

problemas de erección

 

¿Cuáles son las características de personalidad asociadas a los problemas de erección?

Tras haber descrito las variables psicológicas y físicas asociadas a la erección, podemos describir los estilos y características de personalidad que más dificultan la resolución de este problema:

  1. Gestión de la autoexigencia: las personas con tendencia a exigirse y no concederse errar es muy posible que se líen buscando soluciones por el camino equivocado.
  2. Gestión de la valoración negativa de los demás. Aquellos más necesitados de la valoración positiva, con tendencia a adelantarse a la necesidad de los demás, en este caso de su pareja, tenderán con mayor probabilidad a desarrollar problemas de erección. Especialmente aquellos que varíen de compañía sexual con frecuencia. la ansiedad de ejecución será mucho mayor en estas personas.
  3. Capacidad para analizar los problemas y sus posibles soluciones. Cuanta mayor sea la tendencia a darle vueltas a las cosas y con más detalle se analicen, más probable será anticipar los errores y las amenazas. Los que tienden a analizar los problemas obsesivamente tienen mayor tendencia a verse atrapados en los problemas eréctiles. Su manera de resolver los problemas potencian que las respuestas del sistema nervioso simpático se desboquen y cronifiquen la disfunción.

 

En definitiva las personas exigentes con tientes obsesivos de personalidad, junto con la necesidad excesiva de agradar a la pareja, tienen más probabilidad de bloquearse y no encontrar soluciones por sí solos a los problemas de erección.  Su principal problema será la ansiedad de ejecución.

 

¿Cualquiera puede tener problemas con la erección?

Pues sí a cualquiera le puede ocurrir de forma puntual. Lo que pasa es que si no se tienen las características de personalidad que he descrito es muy raro que se convierta en un trastorno alargado en el tiempo.

Los estudios realizados sobre las disfunciones sexuales aportan datos estadísticos que hay que atender. Entre el 7 y 20% de la población general y el 37-60% de la población clínica tiene problemas de erección. Podemos decir que el 90% de las disfunciones en la erección están relacionados con causas psicológicas y tan solo el 10% son debidas a algún problema orgánico.

 

 

Tratamiento psicológico de los problemas de erección

El planteamiento principal es el propuesto por Master y Johnson. Estos autores proponen cuatro fases para describir las relaciones sexuales, y en cada una de ellas hay que hacer cambios y ajustes: deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución. En su modelo de terapia proponen:

 

  • Fase de focalización sensual:
    • Durante esta fase se trata de que la pareja se acaricie por turnos, excluyendo las zonas genitales. Permite reducir la ansiedad de los encuentras anteriores, disminuyendo la sensación de fracaso.
    • Se propone no intentar tener erecciones.
    • Centrar la atención en la tarea y en el placer percibido por su pareja.

 

  • Fase de focalización sexual:
    • Después de conseguir superar la fase, anterior el paso siguiente es intentar trabajar con la persona que tiene el problema de erección. Es importante no olvidar dedicar un tiempo de caricias al miembro de la pareja sin problemas. Su bienestar y satisfacción son importantes para completar todo el proceso.
    • La pareja acaricia la zona genital del hombre. No centrarse exclusivamente en el pene.
    • Empleo de materiales y fantasías eróticas. (libros, fotos, videos, etc.)
    • Una vez conseguida la erección se deja de estimular el pene hasta que se reduzca la erección casi completamente, volviendo a acariciarle hasta obtener otra erección. (3 o 4 veces, luego continuar hasta la eyaculación)

 

  • Fase de penetración:
    • Una vez que se ha conseguido aumentar la seguridad el hombre  y la estabilidad de la erección, se seguirá avanzando hasta poder realizar el coito sin pedida de erección.
    •  El hombre boca arriba y la mujer encima
    •  La mujer introduce el pene en la vagina sin movimientos
    • Si se pierde la erección volver a estimular

 

  • Fase de coito
    •  El hombre adquiere un papel más activo.
    •  Se recomienda la postura de la mujer arriba
    •  Si se pierde la erección parar y volver a continuar con los movimientos. Si no fuese suficiente volver a empezar con la focalización genital.

 

Estas fases descritas de manera telegráfica son válidas para resolver el problema a una gran parte las personas con esta dificultad, si bien es cierto que si la disfunción está muy asentada será necesaria la supervisión y guía de un psicólogo clínico. Aprovecho este tema para recomendarle el artículo «diferencias entre sexólogo y psicólogo», por si desea esclarecer las diferencias entre ambos.

 

 

Otros factores  que pueden potenciar los problemas de erección son:

  1. El uso de algunos fármacos. Los antidepresivos, por ejemplo pueden tener cierta influencia sobre la cantidad de deseo, y de fondo también con la erección.
  2. La presencia de un trastorno depresivo. Los síntomas propios de este trastorno dificultad la concentración y la capacidad para acceder a actividades que produzcan placer.
  3. Hábitos de vida. Un estrés mantenido, o una actividad diaria que requiere elevados niveles de energía, complica mucho tener un deseo sexual normal y la capacidad para centrarse en la propia relación.
  4. Inadecuada educación sexual.
  5. Experiencias traumáticas asociadas a la relación sexual
  6. Problemas asociados a miedos o rechazos: secreciones, desnudez, baja autoestima y mal esquema corporal…

 

Cabría añadir que el equivalente femenino a los problemas de erección estarían asociados al vaginismo y la falta de cambios fisiológicos ante la penetración, como es la lubricación (entre otros).  El vaginismo tiene una relación con la personalidad muy parecida a la impotencia situacional. Ambas disfunciones están causadas en un porcentaje muy elevado por la ansiedad de ejecución.

Si tiene problemas de erección, y ha descartado los problemas físicos como origen, no lo dude, póngase en tratamiento. Tiene solución. Existen tratamientos eficaces para resolver esta disfunción.

 

 

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