El perfeccionismo en grado moderado favorece el hacer las cosas bien, e incluso el disfrutar del proceso para conseguir acabar tareas, cumplir con compromisos… Para algunas personas, el deseo de alcanzar la perfección va más allá del deseo de ser perfecto. Se convierte en una obligación hacer todo bien, sin que en realidad tengan claro porque siempre es tan importante hacerlo todo bien. Es un hábito que no siempre ajusta el esfuerzo que se hace al beneficio obtenido por la tarea. Ser perfeccionista está muy ligado a la personalidad obsesiva.
¿Qué se consigue siendo perfeccionista?
El perfeccionismo puede servir a dos propósitos generales: alcanzar las metas que uno se ha propuesto, y alejarse de aquello que no se desea que ocurra.
El deseo de perfeccionismo puede motivar a las personas a alcanzar las metas que se han propuesto. Les impulsa a ser mejores y a perseguir su éxito. A menudo, el perfeccionismo se une al optimismo y la confianza sobre las capacidades para alcanzar lo que uno se propone.
Por otro lado, el perfeccionismo puede convertirse en un problema. Las personas que tienen un intenso deseo de ser perfectas pueden tender a procrastinar porque no son capaces de iniciar y completar un proyecto de la manera exacta que desean. Tienden a posponer el inicio de la tarea debido a que el objetivo es tan ambicioso que resulta muy costoso alcanzar el resultado final. No se conforman con metas intermedias y por tanto se busca tanta motivación para conseguir el resultado que se tarda mucho en arrancar para conseguir algo (incluso con frecuencia no se pasa de la mera planificación).
Un exceso de perfeccionismo puede ser muy perjudicial. Es frecuente que afecte a la autoestima. Cuando se aspira a tener más control del que se puede alcanzar es frecuente que la percepción con la que nos quedemos es la de que no somos capaces, e incluso no podremos resolver retos similares a futuro. Una consecuencia frecuente de la exigencia excesiva es la de Procrastinar. Posponer las cosas frecuentemente puede puede disminuir el rendimiento, puede dificultar la normalidad en las relaciones sociales, e incluso puede reducir la autoestima. Obligarse a alcanzar un determinado objetivo y comprobar que nunca se alcanza, puede precipitar síntomas depresivos.
Las personas que tienden al perfeccionismo a menudo utilizan argumentos absolutos del tipo «todo o nada». Su visión del mundo está a menudo polarizada, percibiendo su vida en términos de éxito o fracaso. Haciendo que el miedo al fracaso pueda llegar a ser paralizante.
Características frecuentes en personas con tendencia al perfeccionismo excesivo
- Miedo al fracaso
- Tendencia a sentirse superado por los problemas
- Se fijan metas poco realistas
- Tendencia a la ansiedad
- Tendencia a la depresión
- Baja autoestima
- Características de personalidad obsesivo -compulsivas
- Tendencia a trabajar más horas de las necesarias
tendencia a las somatizaciones como hipertensión, eccemas, estreñimiento, cefaleas…
Tratamiento del perfeccionismo excesivo.
Existen dos tipos de tratamiento para el perfeccionismo cuando produce malestar significativo en las personas: psicoterapia y farmacoterapia. Puede unirse o aplicarse por separado.
La psicoterapia, normalmente a cargo de un psicólogo clínico, se utiliza muy a menudo con las personas excesivamente perfeccionistas. La terapia cognitivo-conductual trabajo con los pensamientos negativos y los comportamientos finales asociados con el perfeccionismo. Cambiar comportamientos incluye el establecimiento de metas realistas, ayuda a afrontar el posible fracaso a la hora de alcanzar una meta, y reduce el pensamiento dicotómico y absolutista (tipo blanco y negro).
Los medicamentos para combatir la ansiedad y la tristeza, como son los inhibidores de la recaptación de serotonina, pueden ser útiles en el tratamiento de los síntomas asociados con la ansiedad, la depresión, la baja autoestima, y las compulsiones. Normalmente se valoran los psicofármacos como un complemento en los casos en los que el bloqueo de la persona no permite el avance en psicoterapia.
Es curioso que en muchos casos el querer alcanzar la perfección no produce calma y bienestar, incluso en ocasiones es al contrario. Algunas personas cuando se sienten observadas por otras al alcanzar el éxito, no saben convivir con la evaluación de los demás e intentan pasar inadvertidas. Intentan alejarse de posibles críticas, y de poder mostrarse como personas engreídas o vanidosas, y esto dificulta enormemente disfrutar de la meta alcanzada. Por tanto también hay que aprender a ser perfeccionista y disfrutar de los que se consigue, de no ser así estaremos mal durante el proceso de hacer bien las cosas, y peor cuando todo esté perfecto.
Ver lo peligroso en cada situación tiene infinidad de efectos en situaciones cotidianas. Es una forma de pesimismo, por ejemplo, no saber aceptar los halagos. Si cuando alguien nos dice: “gracias por haberme escuchado”, respondemos “bueno, no tiene importancia, ya ves tú…” lo que estamos probablemente haciendo es valorar que no lo siente, que lo dice por cumplir. Seguro que siente que no es para tanto. La consecuencia de este comportamiento es la de que difícilmente uno es capaz de sentirse bien, de sentirse querido y por tanto la autoestima se va deteriorando paulatinamente.
¿Cuándo el perfeccionismo puede llevarnos a consultar a un psicólogo clínico?
1. Siente que no tiene control sobre su día a día (acontecimientos diarios).
2. Empieza a somatizar: dolores de cabeza, taquicardias, presión en el pecho, aumento de la sudoración, aparición frecuente de herpes, aftas, eccemas…
3. Tiene problemas para disfrutar cuando realiza actividades que anteriormente sí le gustaban.
4. Problemas con las relaciones sexuales. Problemas en relación al deseo, la excitación o con el orgasmo.
5. Siente que las emociones marcan en exceso las decisiones que toma, siente que el miedo a equivocarse, o al conflicto limita su capacidad de cambio.
6. Detecta con frecuencia pensamientos catastrofistas, obsesiones, o ideas que no consigue hacer desaparecer fácilmente.
7. Siente que la vida no tienen sentido y tiene pensamientos de suicidio.
8. Llora con mayor frecuencia de la habitual. Siente a menudo a lo largo del día rabia, angustia, desesperanza o impotencia.
9. Se ve incapaz de resolver alguna situación relevante para su vida: problemas de pareja, situación económica, conflictos laborales o con amistades, problemas con un hijo…
10 Abusa de sustancias como el alcohol o el hachis, la coca… y no es capaz de parar su consumo.
11. Tiene grandes dificultades para descansar, conciliar el sueño, desconectar de situaciones, y no puede vivir la vida con normalidad.
Fernando Azor es director de azor & asociados.
Fernando lleva años explicando sin tecnicismos las ideas y conceptos que fundamentan la psicología actual. Hace que que la psicología sea fácil y accesible. Ofrece tareas, consejos y conocimientos de psicología que puede usarse para resolver problemas de la vida diaria. El propio Colegio oficial de psicólogos de Madrid, le otorgó un reconocimiento por su labor divulgativa de la psicología clínica en diferentes medios de comunicación. Puedes ver muchos videos divulgativos en el perfil de TikTok
Muy interesante el tema. Yo soy una persona perfeccionista y es terriblemente desgastante. Empiezo a notar que algo anda mal en mí, he dejado de disfrutar lo que antes me hacía feliz, quiero dormir todo el tiempo y el aislamiento por la pandemia ha sido terrible. Estoy procrastinando cada vez más y eso empieza a afectar mi vida. Si a eso le sumamos ese terrible miedo al fracaso, no la estoy pasando nada bien. Ha sido una suerte encontrar este sitio, seguiré informándome y espero salir de esta pronto.
Gracias Analís, nos encanta que formes parte de nuestro blog!