Desear tener relaciones sociales con normalidad, y no poder por temor a defraudar y a las críticas, por mínimas que sean, puede ser un síntoma del trastorno de personalidad por evitación. Este tipo de problemas se desarrollan cuando, desde la infancia, hemos tenido a nuestro lado una persona importante en nuestra vida, haciéndonos sentir inútiles y estúpidos. Es el caldo de cultivo perfecto para formar una personalidad adulta insegura y temerosa.

Si desde pequeños, alguien de nuestra entera confianza, nos hace creer que siempre nos equivocamos, todo lo hacemos mal o que las personas que nos encontraremos a lo largo de nuestra vida se darán cuenta de lo torpe que somos y nos abandonarán, la inseguridad se convertirá en nuestra fiel compañera. Lo que provocará que nos aislemos para evitar el miedo al rechazo, por mucho que deseemos el contacto con los demás, el terror a decepcionarlos será mayor. No es necesario padecer el trastorno de personalidad por evitación para desarrollar características relacionadas con éste. La personalidad evitativa, puede no llegar a ser patológica pero puede estar asociada a elevados niveles de ansiedad. No deje de leer también el artículo que he enlazado sobre el tema.

 

¿Que actitudes desarrolla quién padece este trastorno?

  • Autocrítica feroz, tiene pensamientos autodenigrantes. Hace predicciones negativas tipo “no voy a gustar a nadie”, “me criticarán”…Poseen una autoestima muy baja.
  • Cuando establecen una relación cercana con alguien no son asertivos y evitan la confrontación para no desagradar.
  • Evalúan incorrectamente las reacciones de los demás, están pendientes de cualquier gesto o palabra que se diga sobre ellos, su opinión sobre sí mismo la basan en las opiniones de los demás. Cuando las críticas son negativas creen merecérselas siempre, cuando son positivas no siempre las creen, y si son neutras las transforman en malas.
  • Evitación social y de cualquier pensamiento o actividad que les pueda producir incomodidad. Lo hacen de manera automática, convirtiendo así, la evitación, en un hábito que reduce el malestar a corto plazo. No son conscientes de estar evitando la ansiedad y se consideran perezosos o tontos por no enfrentarse a dichas situaciones.
  • Se sienten culpables por tener ansiedad.
  • Generalmente saben que tienen que hacer para mejorar sus vidas, pero se ponen excusas para no llevar a cabo esas mejoras, ya que le parece que las emociones negativas que sentirán es un precio demasiado alto. Se creen incapaces de conseguir sus objetivos y tienden a la procrastinación. Su situación es egodistónica, es decir, se siente incómodos consigo mismos.
  • Fantasean sobre su futuro, creen que un día todo cambiará sin tener que hacer el más mínimo esfuerzo ni sufrir.
  • Dificultad para tener relaciones íntimas, románticas y sexuales.
  • Idealizan sus relaciones con los demás.
  • En casos extremos se puede producir una agorafobia e incluso ideas suicidas.

 

¿De qué manera pueden ayudar los allegados a quién padece el trastorno de personalidad por evitación?

Una vez diagnosticado el problema, sería más que recomendable que los seres queridos del paciente se documentasen sobre el trastorno que este padece. La información siempre será su mejor arma. Una vez conseguido este punto es aconsejable que:

  • Tengan una actitud comprensiva.
  • Prestarse a escucharles cuando necesiten verbalizar su frustración, al menos les aliviará mientras se enfrentan al problema.
  • No juzgarla ni ridiculizarla por muy absurdas que puedan parecer sus reacciones o conductas.
  • No culpabilizarla, esto le puede hacer sentir mucho más angustiada e inútil ante las situaciones que se le presenten.
  • Ayudarle a analizar de forma objetiva la situación, animarles a enfrentarla y en ningún caso sobreprotegerlas.
  • Estar atentos ante los argumentos que aporte cuando se presente una situación incómoda para ellos, puede quedar el miedo enmascarado, y están tan bien elaborados que resultan muy convincentes.
  • Refuerzo positivo a todos sus avances por mínimos que sean.
  • Evitarles fuentes de estrés innecesarias para evitar su desestabilización.

 

Es importante que el paciente no se sienta solo para conseguir mejores resultados. Que sus seres queridos le comprendan, ayuden y no le reproche constantemente aquello, que por el momento, no es capaz de hacer, es tan valioso como la terapia con el especialista. No hay nada peor que un allegado diciendo cosas como “A ti lo que te pasa es que eres tonto” “¿por qué no puedes ser como los demás?” “Nunca vas a ser capaz de hacer esto”.

En algunos de los casos, cuando dicen afirmaciones como estas, su intención es positiva. Creen que es una manera de espolear y provocar para que la persona reaccione y ponga en marcha su vida. Pero en individuos con este tipo de trastorno puede provocar el efecto contrario, posiblemente se sientan aún más torpes y culpables por decepcionar a quién más le quieren. Es un error y muy desaconsejable que usted emplee esta táctica.

 

evitación

 

¿Qué terapia se usa para las personas con trastorno de la personalidad por evitación?

Suelen ser muy colaboradores, son excelentes candidatos para el tratamiento, ya que están deseando tener una vida lo más normal posible y establecer relaciones sanas con los demás. No se aferran a la negación, es decir, reconocen su problema con el deseo y la esperanza de ponerle solución. Aunque también puede suceder que sientan cierto rechazo hacia el terapeuta cuando les intente exponer ante aquello que les hace sentir ansiedad o miedo. Es necesario que les expliquen cómo funciona el proceso de evitación y el porqué de la ansiedad cuando deben enfrentarse a la situación temida:

Es también muy importante, durante la terapia, cambiar la idea de que son unos vagos o perezosos, y que comprendan que el hecho de que eviten hacer ciertas cosas o enfrentarse a diversas situaciones, se debe al malestar emocional que les produce tan si quiera pensarlo, y por ello lo posponen. Descubrir el origen de este trastorno y hacerles entender que, poco a poco, será necesario exponerse a lo temido, tener el compromiso de sentir la ansiedad que les producirá y aplicar las técnicas que el terapeuta les enseñe para conseguir controlar ese malestar. El enfrentamiento cara a cara con aquello que les ha estado acobardando durante gran parte de su vida será una gran victoria para ellos. El inicio de su libertad emocional.

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