En psicología siempre que se detecta un problema puede encontrarse un círculo vicioso tras él. La solución que utilizamos para resolver un problema es al tiempo la que nos causa el problema. Evitar conflictos y miedos parece ser a corto plazo la forma más fácil y eficaz de obtener bienestar, pero también es la causa de que se mantengan estados de ansiedad extremos, ánimo bajo, etc.

En buena lógica si tenemos miedo a ir en avión, a los perros o a una montaña rusa, con evitarlos será suficiente para ahuyentar el malestar. El problema viene cuando nuestro modo de vida lleva implícito el uso de avión, ver perros… y no podemos prescindir de ello. No enfrentarnos al malestar, hace que no podamos aprender nuevas estrategias para dominarlo, y por tanto nuestros problemas se cronifican. Evitar No Siempre es Bueno.

Gran parte del trabajo que se realiza en una consulta de psicología consiste en aprender, o reaprender a afrontar situaciones o miedos que de una u otra forma mantienen un problema.

 

Evitar no siempre es bueno

La actitud evitadora puede acabar conformando o favoreciendo la aparición de fobias como el miedo al agua, al coche, al avión, a la altura, a la sangre… En ocasiones se produce como consecuencia de una experiencia traumática y es el talante evitador de la persona lo que favorece que se mantenga en el tiempo.

En otras áreas de la vida, la evitación puede producir serios conflictos en las relaciones interpersonales. Es relativamente frecuente que para no tener disputas o enfados uno tienda a callarse lo que piensa sobre comentarios molestos o determinadas situaciones. En los casos más extremos, cuando evitar está presente en la mayor parte de la conducta de la persona, se llega a crear una personalidad de tipo evitativo. Son personas que se relacionan por medio de la inactividad, la pasividad, no haciendo nada y dejando de lado todo aquello que pueda producir algún tipo de malestar.

La vida de las personas que evitan con frecuencia se va complicando. Por no enfrentarse a los problemas, todo se va haciendo cada vez más grande. El malestar crece y lo único que se aprende a hacer es volver a evitar. Así una y otra vez hasta llegar al círculo vicioso que mencionábamos en al inicio.

 

evitar

 

Personalidad evitativa

La personalidad evitativa está caracterizada por el alivio que representa alejarse del malestar. Produce gran sensación de calma ver que podemos librarnos de algo que consideramos dañino, amenazante o peligroso. Cualquiera puede sentirlo así. El problema es que si es un método muy repetido en este tipo de ocasiones, la tendencia será a tener cada vez más miedo. El miedo nos ayuda a sobrevivir, pero es frecuente que si nos aleja siempre del peligro, vivamos con un sentimiento de amenaza continua.

Nos puede hacer sentir atenazados ya que la pregunta que aparecerá en nuestra mente será ¿Podré alejarme la próxima vez a tiempo? No siempre uno tiene garantías de poder distanciarse: que no te van a preguntar en público, que vas a tomar la decisión correcta en el trabajo, que vas a caer bien… Aquellos que tienden a una personalidad evitativa, suelen ser personas con buenas cualidades sociales y de relación. Tienen un elevado desgaste debido a su necesidad de agradar, de caer bien y ser reconocidos. No porque quieran ser el “alma de la fiesta” sino por no caer mal, simplemente.

 

Obtener la calma por evitar, implica que no se acumulan experiencias de éxito

 

Obtener la calma de la manera descrita, implica que no se acumulan experiencias de éxito que hagan sentir que lo que en principio se temía no era para tanto. Veamos un ejemplo: si lo que uno teme es poder quedarse encerrado en un baño público y luego no poder salir, basta con no cerrar la puerta del todo, pero lo más probable es que a la larga sea más fácil no usarlos por si entra alguien. ¿Realmente es tan fácil quedarse encerrado? Si la manera de calmarnos fue evitando, lo que ocurrirá es que nunca sabremos si es tan probable y nuestra vida se habrá llenado de un miedo más.

 

evitar

 

Las características de la personalidad evitativa están marcadas por:

  • Tener dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no se cuenta con un excesivo consejo y reafirmación por parte de los demás.
  • Necesitar que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de la vida.
  • Tener dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación.
  • Tener dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a la manera de uno (debido a la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).
  • Ir demasiado lejos llevado por el deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.
  • Sentirse incómodo o desamparado cuando se está solo debido a temores exagerados a ser incapaz de cuidar de uno mismo.
  • Cuando termina una relación importante, buscar urgentemente otra relación que proporcione el cuidado y el apoyo que se necesita.
  • Estar preocupado de forma no realista por el miedo al abandono.

 

Un buen objetivo sería proponer a las personas con estas características retos para que tengan que afrontar algunos de sus miedos. Si se hace de lo menos a lo más agobiante, enseguida se conseguirá sentir que merece la pena no hacer renuncias por los miedos, sino porque no apetece, o no se desea.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Tratamiento digital del ataque de pánico

Dispones de un BOTÓN DEL PÁNICO para hacer frente a una crisis de ansiedad.

Recibe ayuda gratuita para tratar las crisis de ansiedad y evitar que se produzcan

Inicia la herramienta