Parece que afrontar los problemas es una buena manera de avanzar en la vida. Los padres buscan que sus hijos sean independientes y puedan resolver por sí mismos sus propios problemas, pero ¿Qué significa decir: «afronto mis problemas»?

Parece que afrontar problemas es identificar los obstáculos que nos va a ir poniendo la vida y buscar las mejores soluciones, o incluso las menos malas. Las experiencias que vamos teniendo nos ayudan a asumir las dificultades. Nos van haciendo más capaces de hacer frente al tiempo que ha de transcurrir desde que se plantea una dificultad hasta que se puede comenzar a resolverla.

 

afrontar problemas

 

¿Qué situaciones exigen afrontar problemas y cuáles nos pueden tentar a tomar atajos inadecuados?

En general cuando estemos ante retos que impliquen un esfuerzo o una dificultad para alcanzarlos nos tentará el poder posponer. Algunos ejemplos son: dejar de fumar, estar a dieta, ir al gimnasio, madrugar para ir al trabajo, adaptarse a una nueva casa o una nueva ciudad, cambiar de trabajo o de responsabilidades… Cuando se presupone que no se tiene que pasar mal en el proceso para conseguir lo que se quiere, la voluntad se debilita, la persona «negocia consigo misma» si afronta o lo deja y eso hace más difícil alcanzar las metas que se propone.

 

Es un atajo normalmente:

1 unoNo querer sentirse mal. Creer que no hay que sentirse mal dificulta hacerse cargo de lo que se siente. Hace que la persona quiera acabar con el malestar y que se mantenga la sensación de fracaso o decepción al no conseguirlo. tener la expectativa de que se puede estar normalmente bien, tiende a sobrecargar y a debilitar a la persona.

2 dosQuerer conseguir la seguridad  o el alivio de un malestar en márgenes de tiempo que no son realistas. «No quiero sentirme mal». La variable tiempo es fundamental para resolver con madurez y realismo los problemas. Casi siempre la impaciencia por acabar con un problema provoca frustración y rabia con la vida. Lo normal es que todo sea más desgastante e incómodo. Las personas que no ajustan bien las expectativas de tiempo para acabar con algo molesto o incómodo, se bloquean antes y perciben la vida como más dura, agobiante

3 tresInstalarse en la queja. Compartir una sensación negativa con otras personas nos puede hacer sentir entendidos. Nos ofrece  la posibilidad de que nos den algún remedio para nuestro malestar. La queja es aliviante, pero puede hacer fácilmente que  deleguemos en los demás el encontrar soluciones a nuestros propios problemas. Cuando esto ocurre, en realidad nos estamos haciendo más vulnerables, y más «reprochones». En la practica optar por este camino es como dar patadas a una piedra con la que nos vamos a encontrar unos metros más adelante.  Es eludir una responsabilidad inevitable.

4 cuatroDejar que te alivien o te cuiden. Cuando alguien se instala en la queja, fácilmente se acaba colocando en una posición de víctima poco sana. Es clave identificar la línea en la que dejamos de ser responsables de nuestro malestar y exigimos a los demás que nos resuelvan lo que no nos gusta. El extremo victimista tiene con frecuencia que ver con características de personalidad histriónicas, o incluso con el propio trastorno.

 

 

Las personas que no ajustan bien las expectativas de tiempo, se bloquean antes y perciben la vida como más dura y agobiante

 

Al buscar la calma inmediatamente, se puede potenciar el abuso de ansiolíticos. Al producir alivio rápido, potencian el uso de manera inadecuada en estos casos.

5 cincoEl abuso de sustancias recreativas como el alcohol, marihuana, u otras drogas de mayor calado favorece sensaciones de bienestar pero pospone la resolución de otros problemas.

6 seisBuscar el reconocimiento y /o la admiración en cada acción. Las personas que buscan el reconocimiento en cada acción se desmoralizan antes y les resulta más difícil perseguir sus metas. No es nada malo recibir reconocimiento por lo que se hace, lo malo es esperar que llegue siempre tras hacer algo. El esfuerzo no siempre tiene este tipo de recompensa

7 sieteNo pedir lo que se quiere. Cuando pedimos a los demás algo parece que contraemos una deuda. Tenemos una necesidad y alguien nos ayudó a conseguirla.  A veces por evitar esa deuda o que nos lo puedan echar en cara, preferimos no pedir y esperar a que los demás entiendan lo que deben dar en función de lo que les hemos dado o nos hemos esforzado en otras ocasiones. Normalmente este es un atajo peligroso. Nos evitamos a corto plazo la incomodidad de pedir, pero en la práctica nos acabamos decepcionando o enfadando de más.  En especial en las relaciones de pareja este atajo complica mucho el poder estar tranquilo y a gusto.

8 ochoEvitar el conflicto. Podría decirse que en general querer evitar el conflicto es deseable, pero a menudo imposible. Si no queremos tomar atajos inadecuados habrá que afrontar el conflicto cuando llegue. Es fácil hacer demasiado por evitar que nos etiqueten, sobre todo en las pequeñas cosas, pero a la larga no convivir con las reprobaciones de los demás nos hace muy vulnerables a las críticas negativas. Para conseguir ser más capaces de afrontar los conflictos y sobre todo para no quemarnos demasiado con las conductas de los demás, es necesario que vayamos aprendiendo a convivir con ciertas dosis de malestar social derivado de situaciones cotidianas. 

 

afrontar problemas

 

No es un atajo:

Buscar soluciones a tus problemas, sin buscar que sean otros quienes se encarguen de ello. Es evidente que no tiene nada de malo dejarse ayudar, el problema viene cuando uno mismo no es capaz de hacerse cargo de las situaciones, malestares, adversidades… que se van presentando

Afrontar las consecuencias de sus actos. Decía que no es un atajo responsabilizarse de los problemas que a uno le atañen, lo mismo diríamos de tomar decisiones, de hacer peticiones, y hacer frente a sus consecuencias.

Afrontar las evaluaciones negativas que hacen los demás de mis actos. Es decir que el hecho de interactuar con los demás hace que unos y otros acaben juzgando u oponinando. Es importante afrontar las evaluaciones negativas y que evitarlas no determinen un cambio de comportamiento.

Ser capaz de centrarme en la meta actual, no solo en lo que conseguiré más adelante. La meta final es muy importante pero hay que ser capaz de centrarse en las metas intermedias. Las personas que se centran solo en la meta final tienden a desesperarse. Es más realista centrarse en las pequeñas satisfacciones del camino hasta que llegue el resultado deseado.

 

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La madurez es la manera en la que uno es capaz de aprovechar el aprendizaje de la vida en beneficio de su propio equilibrio o bienestar

 

Afrontar problemas

Vivir con el malestar es en esencia lo que facilitar el bienestar. Las personas que son capaces de incorporarlo a su vida cotidiana se hacen mucho más resilientes que el resto y les protege ante las diferentes situaciones que tengan que afrontar en la vida. La madurez de cada persona, o lo que es lo mismo la manera en la que uno es capaz de aprovechar el aprendizaje de la vida en beneficio de su propio equilibrio o bienestar, suele hacer que no cojamos los atajos inadecuados y que afrontemos las adversidades de la vida. Saber afrontar problemas es como un super poder.

 

 

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