5 mitos sobre el TOC

El TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) es un problema que puede llegar a ser tremendamente incapacitante para el que lo sufre, e incluso para los que le rodean. Todos esos rituales o compulsiones, a veces muy llamativos, han hecho que se generen muchos mitos alrededor del trastorno. Incluso también para quienes lo sufren, ya que estar viviendo con algo que les afecta tanto a su vida y que muchas veces es completamente ilógico, hace que se planteen ciertas ideas erróneas sobre sí mismos o sobre lo que les está pasando.

Vamos a ver cinco mitos diferentes sobre el TOC.

 

“El resto de personas no tiene estos pensamientos”

Todo el mundo tiene, o ha tenido en algún momento, pensamientos perturbadores, desagradables o invasivos. Es imposible evitar por completo que estos pensamientos aparezcan de vez en cuando o en determinadas situaciones. La gran diferencia es que las personas con TOC se sienten incapaces de ignorarlos y realizan ciertas acciones con el objetivo de reducir la gran ansiedad que les generan. El resto de personas han aprendido a reducir la ansiedad que les puedan generar de otras formas, sin recurrir a las compulsiones, y seguir con su vida a pesar de que aparezcan esos pensamientos de vez en cuando.

 

“Todo el mundo puede controlar sus pensamientos en todo momento menos yo”

Muchas personas con TOC consideran que, si no tuvieran TOC, podrían controlar sus pensamientos o limitarlos a lo que consideren adecuado, agradable o moralmente apropiado. La realidad es que eso no es posible, independientemente de tener TOC o no. De hecho, es bastante habitual que al intentar controlar en exceso los pensamientos, el resultado sea justamente el contrario: uno acaba teniendo más frecuentemente pensamientos incontrolables y molestos. Una de las claves, por tanto, es aceptar y convivir con el hecho de que, a veces, se te pasarán por la cabeza cosas desagradables, pero que tenderán a desaparecer si no hacemos nada por intentar controlarlas.

 

 

“Si pienso en algo malo o desagradable, significa que yo, en el fondo, quiero que eso ocurra”

Es muy importante entender que pensar en algo no es lo mismo que hacerlo, ni siquiera es lo mismo que querer hacerlo. A veces las personas con TOC tienen pensamientos violentos o sexualmente inapropiados, incluso hacia personas cercanas o que aprecian, y se sienten muy mal por ello. Tener esa clase de pensamientos no significa que quieras hacerlo o que vayas a hacerlo, simplemente es algo que no estás pudiendo controlar en ese momento, pero no tiene nada que ver con lo que quieres hacer, ni vas a perder el control y a hacer esas cosas. Pensar en algo no equivale a querer hacer algo, de la misma manera que un escritor piensa e imagina cómo sería un asesinato para plasmarlo después en sus libros, y, sin embargo, jamás lo haría realmente.

 

“Realizar mis rituales es la única manera de relajarme y que no pasen cosas malas”

La realidad es que realizar todos esos rituales empeora el TOC, y fomenta que nunca acabe de desaparecer. Es cierto que hacer esos rituales o compulsiones hacen que la ansiedad se reduzca a corto plazo y temporalmente, pero acaban provocando la necesidad de utilizarlo como única forma de neutralizar las obsesiones y de sentirse bien. Sin embargo, al día siguiente volverán a aparecer las obsesiones, y tendrás que recurrir de nuevo a los rituales, por lo que no consigue que las obsesiones desaparezcan nunca, sólo las cronifica.

 

“La ansiedad nunca me va a desaparecer”

Todos tenemos la capacidad de sentir ansiedad en mayor o menor medida, y no es algo que podamos simplemente eliminar. Eso sería como si quisiéramos eliminar la capacidad de sentir tristeza o ira, sencillamente es algo que no puedes hacer. Lo que sí puedes conseguir es que la ansiedad sólo aparezca cuando es más o menos razonable que aparezca, por ejemplo, cuando tienes un examen o vas a una entrevista de trabajo. En esas ocasiones la ansiedad cumple la función de prepararte para afrontar esa situación temida de forma más eficaz (haciendo que estudies más o que te prepares para responder las preguntas de tu entrevistador). Por tanto, lo que puedes conseguir es reducir la ansiedad lo suficiente como para llevar una vida normal, pero siempre tendrás la capacidad de sentir ansiedad de vez en cuando, como todo el mundo.