¿Cómo no ceder ante el chantaje emocional? ¿cómo saber si me están chantajeando? El chantaje emocional es una petición basada en las repercusiones de conceder o no en la relación entre el que pide y el que da. Generalmente se exageran las consecuencias sobre el bienestar del peticionario, haciendo responsable al otro de lo que le pase. También, de forma más sutil, se alude a los perjuicios que ocasionará en el otro, o en la relación, si no se atiende a sus peticiones.

Por lo tanto, se distingue de una petición sana, ya que ésta expone con claridad lo que se pide, y puede explicar, o no, los motivos por los que es importante recibirlo, pero no responsabiliza ni amenaza al que concede. Así, conceder a alguien algo que nos parece adecuado tampoco es caer en un chantaje. En cualquier relación es necesario hacer concesiones porque las necesidades y deseos de ambas partes nos siempre son compatibles.

 

Tendencia a ceder

Se puede ser una persona tendente a conceder olvidándose de una misma, y eso tampoco quiere decir que el otro pida en exceso o inadecuadamente. Que quien concede tenga miedo a perder la relación no significa que quien pide (o simplemente recibe) use manipulación o chantaje, a veces, ni pida siquiera.

Y no todos los chantajes son conscientes; muchas personas ni se dan cuenta de que manipulan o lo pretenden. Simplemente han aprendido así y no se cuestionan los efectos que en el otro tienen. Son personas victimistas, que se ven incapaces de ayudarse a sí mismas y que culpan a los demás de sus desgracias y por tanto, los creen responsables de solucionarlas. Creen dar mucho y que se les debe dar a cambio.

 

chantaje emocional

 

Por qué caemos en el chantaje:

  1. Porque no notamos que es una exageración y creemos la intensidad de las emociones que dice sentir quien pide. Y, además, que las va a sentir por nuestra culpa.
  2. Por creer que somos, como nos sugiere, responsables de cómo se sientan. Si esto nos lo transmite alguien a quien queramos mucho, no soportamos sentirnos causantes de un “daño” a esa persona.
  3. Porque ignoramos o minimizamos los perjuicios personales y aumentamos la importancia de los efectos negativos permanentes de no concederlo (ser rechazad@, cambiar la relación…).
  4. Porque comparamos los efectos negativos a largo plazo con el coste inmediato, en lugar de lo que va a suponer si esto se mantiene en el tiempo. Sólo pensamos en que por el esfuerzo actual me aseguro la relación, mientras que no hacerlo supondría su pérdida.

Pero estamos creyendo que negarnos va a ser una discusión terrible (coste inmediato) y se puede aprender a manejar asertivamente las discusiones para que no devengan en problemas mayores. Y estamos creyendo que si no cedemos la relación irá mal, cuando si para que vaya bien no puedo negarme ni cuidarme, quizás la relación no era sana y por tanto no debo asustarme de que se estropee.

 

Conclusión

Por lo tanto, es necesario primero distinguir cuándo pretenden influirnos inadecuadamente (chantaje emocional), y aprender a decir no sin sentirnos culpables. Para ello hay que buscar cuáles son las creencias erróneas que me llevan a valorar como más beneficioso ceder a un chantaje frente a cuidarnos y darnos la importancia que tenemos por ser personas. Saber darnos la importancia que cada uno tenemos y basar las relaciones en algo más que transacciones que, además, puede que vayan más de un lado para el otro que viceversa.

En este sentido trabajar la asertividad y la mejora de la autoestima son claves para protegernos de chantajes emocionales.

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