La cognición social: la importancia de los contextos sociales

Una de los aspectos más importante en la vida de las personas es el establecimiento de apoyos sociales que pueden surgir a través de una o varias redes sociales. La familia, los amigos, los compañeros de trabajo, clubes deportivos, religiosos o asociaciones o los vecinos,  son los principales.  Todo ellos pueden formar parte de nuestros recursos personales a la hora de afrontar situaciones vitales y desarrollar estrategias en el día a día.

 

Relaciones sociales

La necesidad del contacto social y las actividades vinculadas a ellos, suponen un área vital que influye de manera clara en el bienestar de las personas.  Existen multitud de estudios que apoyan los beneficios que tiene el apoyo social en cuanto al manejo del estrés, el afrontamiento de situaciones de ansiedad y la influencia en los estados de ánimo.

En el último año, y muy relacionado con la pandemia y todas las situaciones que se han vivido, se ha puesto de manifiesto la importancia de estos aspectos y de los problemas que surgen de las diferentes soledades que se han generado. Personas que han reducido sus redes sociales por el aislamiento, las restricciones, perdida de actividades de ocio, etc. Las tecnologías han ayudado a mantener un “contacto social” que en otros tiempos se hubiera visto mucho más mermado. Sin embargo, no hay nada que pueda sustituir al contacto personal, los abrazos, y la cercanía de las personas que forman parte de nuestra vida social.

 

 

Estas redes constituyen un apoyo emocional, la posibilidad de realizar actividades gratificantes y una manera de desarrollar nuestras habilidades de empatía y comunicación. Conocer diferentes personas o ámbitos sociales permite ampliar las perspectivas de nuestras creencias sobre las personas y las cosas que pasan a nuestro alrededor. Nos permitirá relacionarnos con mayor o menor éxito el entendimiento de: las reglas, los contextos, las emociones, las interpretaciones y otros aspectos de las relaciones sociales

Todo esto ha llevado a que se desarrollen y estudien los elementos que intervienen en este tipo de relaciones. Algunos autores han unido estas ideas y han propuesto que la cognición social: “se refiere a las operaciones mentales que subyacen a las interacciones sociales, que incluyen procesos implicados en percibir, interpretar y generar respuestas a las intenciones, planes y conductas de otros”.

 

Interacción social

Para realizar de manera eficaz estas interacciones sociales, el ser humano debe ser capaz de percibir estímulos, procesarlos, evaluarlos, juzgarlos, ponerse en el lugar del otro, etc. Lo que a su vez requiere de otros aspectos como la percepción, la atención y la memoria, no considerados específicamente como sociales. Esto último, unido a la complejidad del entramado social, puede ser uno de los motivos por los cuales es difícil poner límites a los componentes que forman la cognición social.

Basándonos en estas definiciones podemos ver que hay una estrecha asociación entre cognición social y funcionamiento social, pues la habilidad de procesar rápidamente estímulos sociales es esencial para las interacciones sociales.

La cognición social podría definirse como la capacidad de las personas para pensar sobre cómo se ven a sí mismas y como se ven en las interacciones con los demás.  Existen varios procesos que influyen a la hora de poder comprender las intenciones y emociones que se dan en un contexto social. Para conseguir entender las situaciones con las que nos podemos encontrar en nuestra vida cotidiana:

• La importancia de cómo nos percibimos en nuestras interacciones sociales
• La manera en que percibimos y procesamos la información de los contextos y las emociones,

 

 

Cinco elementos de la Cognición Social:

Estas son las principales características que definen en qué consiste la cognición social.

1. Teoría de la mente. Permite a las personas asignar intenciones y creencias a otras personas en un contexto de relación social.
2. Percepción social. Ayuda a las personas a conocer las reglas, los roles y el ámbito donde se sitúa la relación social.
3. Conocimiento social. En este caso se trata de saber cuál es el papel de la persona en la situación, que se espera, las razones por las que se encuentra en esta situación y todo aquello que puede influir en la situación social.
4. Estilo atribucional. En este elemento se trata de valorar como explica cada persona las consecuencias positivas o negativas de sus interacciones. Desde estas experiencias se articulan los significados y las vivencias que cada uno tiene con respecto a las interacciones sociales.
5. Procesamiento emocional. Dificultad para detectar y reconocer las expresiones faciales, algo fundamental a la hora de relacionarse.

 

 

Necesidad de simplificar

La necesidad de simplificar la cantidad de información que se genera en una relación social, hace que se puedan hacer interpretaciones e inferencias sobre las emociones. Hay que analizar las intenciones y los pensamientos que tienen las otras personas en esa situación y sobre nosotros. Las experiencias vívidas con anterioridad y las habilidades de percepción y procesamiento de la información permitirán a cada persona relacionarse de una manera más o menos exitosa. Esto facilitará o dificultará los siguientes encuentros sociales, generando un aprendizaje continuo que influirá en la cognición social.

A la hora de construir una visión sobre uno mismo, es importante integrar la información de cómo nos ven los demás. Hay que mejorar el manejo en los contextos sociales y la comprensión de los diferentes aspectos involucrados. Así, las experiencias y aprendizajes vitales irán marcando las habilidades y capacidades que cada uno va adquiriendo. La cognición social será clave para un buen funcionamiento social.