Si alguna vez ha pensado que estaba bajo demasiada presión, o experimenta dificultad para respirar a ratos, algo de inestabilidad o mareo, lo más probable es que esté queriendo alcanzar metas diarias que no acaban de materializarse en el plazo de tiempo que se planteó, o cuando lo consigue aparecen nuevos retos que no dejan disfrutar de los anteriores. No todo el mundo siente subjetivamente la ansiedad de la misma forma. Hay personas que simplemente no sienten que les supere o les amenace en exceso una situación concreta, y otras se sienten agobiadas y somatizan ante lo mismo. Cuando la ansiedad se manifiesta puntualmente o de forma aguda, su sintomatología suele ser llamativa e incómoda.

En el artículo 11 efectos de la ansiedad en el cuerpo,  recojo los principales y su explicación: taquicardias, mareos, sudoración, náuseas… En esta ocasión vamos a centrarnos en los síntomas cuando se cronifican a largo plazo y no son tan fáciles de entender o identificar.

 

1. Sensación de cansancio constante

Estar bajo demasiada presión constantemente puede favorecer que la sensación de cansancio e incluso somnolencia se multiplique. Si tiene problemas para levantarse de la cama todos los días, a pesar de de haber dormido un número de horas suficiente, es probablemente esté psicológicamente agotado.

El Síndrome de Fatiga Crónica se caracteriza por una amplia variedad de síntomas tales como cansancio generalizado, debilidad, dolor muscular y articular, dolores de cabeza, problemas de memoria y de concentración e insomnio o hipersomnia. No se ha encontrado un origen único para este síndrome, parece que la explicación multicausal es la más adecuada. Los nuevos tratamientos médicos y psicológicos pueden favorecer la mejoría.

 

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2. Dificultad para descansar por la noche

La calidad del sueño es muy dependiente de factores físicos y psicológicos. Las personas sometidas a demasiada presión suelen tener problemas con este área. O bien por hipersomnia o por insomnio se producen problemas en este apartado tan importante

El insomnio es causado sobre todo por el rumiar constante en torno a los mismos temas, preocupaciones y pensamientos automáticos negativos. Las facturas por pagar, el trabajo pendiente en la oficina, problemas generales, pensamientos obsesivos y, sí, también los pensamientos acerca de por qué no se concilia el sueño, la obsesión por dormirse y por no poder conciliar el sueño. Existen diversas técnicas al respecto dentro de la terapia cognitivo conductual para lograr la desactivación cognitiva.

3. Tendencia a estár enfermo, o a sentirse enfermo

Cuando estamos ansiosos, con los sistemas de alertan constantemente activados, hacemos que nuestro cuerpo trabaje horas extra. No le damos tiempo a recuperarse del cansancio, de enfermedades comunes como constipados… Parece que el sistema inmunológico se deprime cuando estamos largas temporadas baja demasiada presión, se habla en algunos estudio de que la respuesta inmunológica se reduce un 30% en estas situaciones. Por tanto la sensación de tener mala salud, pasar por infecciones con frecuencia, tener herpes, hongos… suele ser signo de ansiedad.

 

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4. Despistes frecuentes

No siempre podemos atender a todas las cosas que hacemos en el día a día. Es normal que nos despistemos y no podamos recordar todo lo que nos hemos propuesto hacer. Si se encuentra en un punto en el que no puede recordar dónde puso las llaves o se olvida las citas y reuniones con frecuencia, lo más probable es que esté bajo demasiada presión.

 

5. Dolores de cabeza y molestias físicas que se alargan en el tiempo

El binomio ansiedad y dolores de cabeza es frecuente. De hecho la ansiedad suele ser la causa más común de migrañas y cefaleas. En función de su intensidad, los dolores de cabeza, pueden afectar enormemente a la calidad de vida de quien los padece.

Los dolores de cabeza son un síntoma. Pueden indicar el inicio de una enfermedad, demasiadas horas de televisión, o de trabajo, preocupaciones, angustia y por supuesto ansiedad.

Un dolor de cabeza puede manifestarse de diferentes modos. Puede ser un dolor sordo, difuso o punzante. Puede localizarse en zonas diferentes: la frente, el occipital, el parietal, el temporal, pudiendo ser en forma de cinta y/o de casco. En función de si la causa es muscular o vascular la sintomatología se expresa de forma diferente. En cualquier caso el que se repitan los dolores con frecuencia suele ser un signo de que se está bajo demasiada presión

 

6. Falta de deseo sexual

La falta de deseo sexual se manifiesta de maneras muy diferentes según la persona. Desde las personas que manifiestan una ausencia de interés en el sexo, pero son capaces de responder a los estímulos de la pareja y experimentan excitación y orgasmo, hasta los que están desinteresados en iniciar la actividad sexual y además rechazan las aproximaciones de su pareja. Cuando se tiene demasiada presión y se tienen un montón de problemas en la cabeza, el deseo sexual es probable que disminuya. 

 

7. La emotividad se desborda con facilidad

Cuando los acontecimientos cotidianos precipitan el llanto o la sensación de peligro sin que haya una justificación concreta para ello, suele ser un indicador de exceso de presión. una discusión con un compañero, un frenazo más brusco en el coche mientras se va al trabajo, la noticia de que un conocido padece una enfermedad grave, asustarse por un dolor en una pierna… Son situaciones que no tendrían que producir malestar intenso pero si estamos más ansiosos de la cuenta nos pueden impactar sobre manera.

 

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8. Problemas digestivos

El proceso digestivo está íntimamente conectado con el sistema nervioso central. Cuando se está bajo demasiada presión, se pueden producir cambios en el flujo de sangre, pueden haber variaciones en las contracciones de los músculos digestivos, y disminuyen las secreciones necesarias para la digestión. El estrés puede causar inflamación del sistema gastrointestinal, y hacerlo más susceptible a las infecciones.

La ansiedad puede causar contracciones involuntarias del esófago, abordamos este aspecto en un artículo publicado en este mismo sitio web: “dificultad para tragar“. Además, puede aumentar la acidez estomacal causando indigestión. En situaciones de estrés, se produce frecuentemente el nudo en el estómago inhibiendo el apetito y potenciando las sensaciones nauseosas.

 

9. Mareo o inestabilidad

Los mareos por ansiedad suelen manifestarse de las siguientes formas: sensación repentina de mareo, aturdimiento y sensación de que la habitación da vueltas. A veces acompañado de la sensación de que uno se podría desmayar. Hay personas que describen una sensación similar a estar caminando en un barco, o la de que el suelo parece moverse hacia arriba y hacia abajo.

Los mareos por ansiedad, a menudo son persistentes en el tiempo, a veces durante periodos breves, pero se pueden manifestar durante días y semanas de forma ininterrumpida. Algunas personas sienten que les describe mejor la sensación de inestabilidad que la de mareo. Tienen la percepción de vaivén sin llegar a sentir que todo les da vueltas. Les dificulta fijar la mirada, y a menudo puede precipitar la sensación de que es el inicio de algo peor (caerse, desmayarse, que existe alguna enfermedad grave que está empezando a dar la cara de este modo…).

Hay bastantes causas que pueden precipitar el mareo y la inestabilidad, puede echar un vistazo a otro artículo en nuestra web que le ayudará a valorar otras opciones: Mareos, inestabilidad y ansiedad.

 

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10. Hábitos de desconexión rápida.

Existen hábitos que de forma puntual o en algunos contextos no son problemáticos ni peligrosos, sin embargo cuando se repiten en el tiempo puede ser signo de que estamos bajo demasiada presión. Me refiero al uso diario de la cerveza para desconectar y relajarse, del hachís… Si la meta es favorecer la desconexión, es necesario atender este comportamiento y buscar opciones que resuelvan el malestar de fondo.

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