El término Yip se puede traducir al español como espasmo… involuntario. Este espasmo interfiere en la ejecución de un movimiento que requiere una gran coordinación motora. Normalmente cuanta más práctica requiere una determinada habilidad, y más tiempo se le pueda dedicar a pensar sobre cómo se va a hacer, más probable que se pueda producir un yip. Cuando se atiende con especial atención a si se está realizando de forma correcta un movimiento, deja de ser una respuesta de la que se encarga el cerebelo y pasa a ser una respuesta consciente y muy difícil de controlar solo por el cerebro.
Cuanta más práctica acumulada atesore un jugador, más probabilidad tiene de desarrollar un yip. Normalmente el precipitante es darse demasiadas instrucciones mentales, de tal modo que al final provocan el espasmo y una cadena de reacciones emocionales posteriores que lo cronifican y potencian en el tiempo.
Deportes que favorecen el Yip
El Yip suele aparecer en deportes que requieren pensar bastante antes de ejecutar un movimiento, tal es el caso del Cricket, los dardos, tiro con arco o por supuesto el golf. Es muy raro que se produzca en deportes como el fútbol, el baloncesto o el tenis, en donde la intensidad del juego no deja demasiado espacio para la reflexión y el análisis del movimiento.
El yip en el golf es un problema mucho menos invalidante que otros “yips” con los que trabajo en la consulta, pero para las personas que disfrutan del golf, es muy frustrante sufrir este problema. Para mi un espasmo a la hora de ejecutar un golpe tiene el mismo origen que otros problemas que aparentemente no tienen relación.
Un problema de erección asociado a querer estar a la altura, la paruresis o algunos tipos de insomnio son algunos de estos ejemplos. De fondo siempre está la necesidad de controlar respuestas fisiológicas por medio de la razón, la exigencia y la autopresión de manera mal encauzada. Si lo que pretendemos es dormir, por ejemplo, al forzarnos a conseguirlo, normalmente el resultado es el que haya mayor dificultad para conseguirlo. El enfado con uno mismo y valorar la gravedad de no descansar son lo opuesto para conseguir dormir. Con los yips en el golf pasa lo mismo.
Factores neurológicos implicados en el yip
En la introducción comentaba que en función del grado de consciencia que necesita una habilidad motora concreta, se ejecuta por medio del cerebro o del cerebelo. El primero es el necesario para procesos como relacionar conceptos, interpretar datos, analizar ideas, e identificar cómo ha de hacerse un movimiento, y dar la base para poder empezar a practicarlo. El cerebelo se encarga de integrar y coordinar la respuesta de varios grupos musculares. No es necesario pensar lo que se quiere hacer, el cerebelo se encarga.
El yip se produce cuando una vez se ha conseguido dar el control al cerebelo, el jugador quiere volver a hacer consciente cada parte del swing para asegurarse de que no va a fallar. En ese momento comienza el problema… uno se vuelve torpe como si no hubiera practicado ese movimiento nunca, con el agravante de que sí se ha practicado mucho, y sí se sabe lo que se quiere hacer… y lo que no.
Cerebelo Vs cerebro
El psicólogo Bob Rotella ha escrito mucho sobre estos dos modos de procesar mentalmente un movimiento. En su libro “el golf no es el deporte de la perfección” Rotella plantea algunos ejemplos interesantes: si planteamos una tarea de habilidad como sería el caso de caminar sobre un listón apoyado en el suelo (15 metros de largo, por 15 centímetros de ancho), es muy posible que lo hagamos del tirón. Abriremos los brazos buscando el equilibrio y coordinaríamos nuestro cuerpo sin darnos muchas instrucciones para que superemos la prueba. Otra cosa sería si ese mismo listón estuviera suspendido en el aire a unos cinco metros de altura. En este caso la percepción de peligro lleva a nuestro a cerebro a querer tomar el control. El problema es que como ya he contado el cerebro es mucho peor en estas tareas que el cerebelo, el resultado es que el movimiento se vuelve mucho más lento, quizás más seguro pero claramente menos fluido y bien coordinado como sería el caso del primer supuesto.
Aspectos psicológicos del yip
Podemos decir que el yip es el problema de la profecía autocumplida. Es la propia persona la que al ser consciente de haber cometido un error en alguna otra ocasión suele no querer pensar en él. Obligarse a no pensar hace que sea muy complicado no tener esa idea en la mente, y por tanto lo normal es que interfiera en la ejecución del golpe. No permite que sea fluido y potencia el agarrotamiento y los movimientos bruscos asociados al yip.
Cuando hablé en otro artículo de qué es una idea obsesiva, describí con más detalle este tipo de pensamientos. Le recomiendo que pinche en el enlace y profundice sobre esto.
El yip es el problema de la profecía autocumplida
Una persona con yip esta centrada en lo que no quiere hacer, y no en lo que sí. Ve el error y se dice que no ha de cometerlo, no se da instrucciones sobre lo que sí quiere conseguir. Eso es veneno para el golf. No potencia la habilidad sino que aumenta la probabilidad de error.
Cuando alguien nos dice: “te pasa algo, estás mal”, sin que en realidad estemos sintiendo ningún malestar, puede incomodar. Si respondemos “no me pasa nada, estoy bien”, el otro insiste: “lo ves, te estás enfadando…” Poco importa que el enfado sea por la insistencia del otro, la realidad es que al expresar el malestar, el otro puede interpretar que venía de antes. Para uno mismo es irritante, es como si te obligarán a creerte algo que no sientes. Con la idea de no querer pensar en el error mientras se está pateando, aprochando, etcétera, ocurre algo parecido, sólo que en esta ocasión, no es otro sino uno mismo el que puede potenciar el error.
Decirse lo que no se quiere hacer, es veneno para el golf
El miedo a fallar se alimenta de pensamientos anticipatorios relacionado con fallos pasados, de la vergüenza y también de la rabia. No ser capaz de frenar el espasmo, hace que el jugador sea más consciente de que puede estar retrasando el juego, de que se espera más de él, de que no está a la altura de su handicap, y por supuesto también se da cuenta de que puede ser juzgado como alguien débil mentalmente.
Aparición del yip
Normalmente la aparición de los yips suele ser progresiva. Comienza con errores menores asociados a la brusquedad en el swing (normalmente en el putt o el approach). Después es el temor a poder cometer el error de nuevo, el que se convierte en el verdadero problema. Según se siente el jugador a lo largo del recorrido o según crece la presión, más probable es que el espasmo se produzca. El yip no suele ser muy llamativo para un observador, pero el jugador lo ve como un descontrol inexplicable de su swing. Lo vive como algo ajeno a él. Se siente extrañado puesto que en su cabeza tenía muy claro lo que quería (y sabe que es capaz de hacer), y sin embargo el resultado fue muy distinto.
El yip no suele ser muy llamativo para un observador
El jugador con un yip ha de tener un nivel medio-alto de juego con muchas horas dedicadas a la práctica y a intentar crear un movimiento consistente y eficaz. Sin muchas horas de práctica dando bolas, y sin muchos pensamientos sobre cómo hay que darle a la bola, no hay espasmos. En algunos casos cuando hay un sobre entrenamiento, puede ocurrir que haya algún intervalo con yips pero normalmente desaparecen de manera espontánea al retomar el ritmo normal de práctica.
Tipos de Yip en el golf
Los más frecuentes son los yips durante la ejecución del golpe de putt y approach. Son quizás los que necesitan más habilidad fina y mayor técnica. Es más fácil pensar durante un movimiento suave y breve.
Putt
el swing de putt es el más heterogéneo de los practicados en el golf. Es un golpe que requiere habilidad pero también mucha habilidad y sensaciones. Aunque existen directrices muy claras sobre lo que se debe hacer, la manera de conseguirlo en muy variable. Mientras se patea se buscan las sensaciones en el cuerpo, en la alineación, en la dirección, en las lecturas de las caídas del green… Se un montón de datos que hay que procesar.
Si lo que se pretende es saber a ciencia cierta lo que se debe hacer, es sencillo que el cerebro “cortocircuite” y el resultado no sea el deseado para que la bola entre en el hoyo. Variaciones menores producen grandes errores. La fuerza de golpeo, en ángulo de ataque, cambios de plano durante el movimiento, son entre otros los errores más frecuentes. Todo esto siempre percibido como brusquedad. En el rango de un metro y poco, hasta 30 o 40 centímetros del hoyo es más probable la aparición del yip.
Approach
Como en el putt la técnica es importante pero la capacidad para generar sensaciones también lo es. De nuevo a mayor sensibilidad se necesaria, mayor probabilidad de yip.
Maderas y hierros
El número de jugadores con este yip es menor que en los anteriores. Normalmente se suele producir un bloqueo a la hora de subir el palo. Los jugadores lo describen como quedarse congelado. Lo normal es que el jugador este esperando a tener claro lo que tiene que hacer, pero en realidad no llega ese momento. Al ser consciente de que la rutina pregolpe se está alargando, el jugador se esfuerza en iniciar un golpe sin saber cómo lo va a ejecutar. La consecuencia es que no arranca y ha de salirse de la bola. La solución más frecuente a la que opta el golfista suele ser la de reiniciar todo el proceso de nuevo, normalmente con más presión psicológica de la que ya había al inicio.
Causas y consecuencias del yip
Tanto los factores previos a la aparición del yip como las consecuencias que produce, precipitan el que el problema se mantenga en el tiempo. Rara vez una sola causa es la que produce este problema, casi siempre es la suma de varios de los factores siguientes:
Precipitantes: las causas principales para la aparición de del yip son:
- Cambio de material: cuando un jugador cambia los materiales buscando mejorar un poco más la seguridad en el golpe, la distancia, o alguna otra variable, hará cambios en los pesos de las varillas y cabezas, la flexibilidad… Estos cambios pueden cambiar el foco de atención durante el golpe y por tanto pueden precipitar en algunos casos el inicio de un yip.
- Cambios en el swing o en la técnica. Como en el caso del cambio de material, los cambios técnicos, e incluso el uso de algunos medidores de velocidad y ángulos, pueden hacer que el jugador se centre en exceso en cómo ha de hacerse el swing y no deje al cerebelo hacer lo que debe hacer. Puede potenciar la búsqueda de control obsesivo del movimiento.
- Lesiones: evitar ciertos dolores puede precipitar cambios en la ejecución del swing focalizando la atención en movimientos que eviten el dolor, y que a veces un golpe fluido.
- Años de práctica intensa y mucho trabajo sobre la parte técnica. La práctica intensiva
- Características de personalidad del jugador. Personalidad autoexigente y necesitada de control.
Las consecuencias principales de haber experimentado un yip, y que mantienen el problema son:
- Contexto: tener que ejecutar un golpe en el que se ha producido anteriormente el yip, facilita el que pueda volver a producirse. Tal podría ser el caso de tener que tirar un putt de un metro sin caída, donde se ha fallado antes.
- Condiciones de presión: la presión puede provenir de diferentes fuentes, entre ellas está sentir que hay que jugar bien para cumplir el handicap, o para mantener el resultado conseguido durante los hoyos anteriores. A veces se genera al no soportar bien la evaluación negativa de los compañeros de partido, o la presión personal por querer dar buenos golpes, lo importante es que si las sensaciones incomodan al jugador pueden potenciar el yip.
- Anticipación, vergüenza, o rabia por no haber controlado el yip. Cuanto más tonto sea el aparente fallo, más rabia o vergüenza. La percepción de estar siendo alguien débil mentalmente suele agravar la situación.
Cabría añadir que el socket puede llegar a ser una variante del yip. Debido al deseo de no fallar el golpe se retiene el palo, buscando un golpe más recogido y seguro, cada vez es más fácil repetir ese error y golpear con la varilla del palo. En este caso la solución técnica es más sencilla de lo que suele ser con el yip general pero puede estar muy asociado a factores psicológicos.
Buscando en la red, pude leer el trabajo de fin de grado de Alberto Cerdá Sanchez, al cual enlazo. Me ha parecido un trabajo muy exhaustivo. Ha creado un documento en donde se recoge desde el punto de vista de la investigación, una gran cantidad de datos realmente interesantes.
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Por último puedes descargar desde nuestra sección de herramientas de psicoterapia una guía de tratamiento con muchos más detalles sobre las causas psicológicas y los consejos para resolver este escurridizo problemas del yip de golf
Fernando Azor es director de azor & asociados.
Fernando lleva años explicando sin tecnicismos las ideas y conceptos que fundamentan la psicología actual. Hace que que la psicología sea fácil y accesible. Ofrece tareas, consejos y conocimientos de psicología que puede usarse para resolver problemas de la vida diaria. El propio Colegio oficial de psicólogos de Madrid, le otorgó un reconocimiento por su labor divulgativa de la psicología clínica en diferentes medios de comunicación. Puedes ver muchos videos divulgativos en el perfil de TikTok
Excelente
Gracias