Cuando algunos síntomas están presentes habitualmente en la vida de una persona pueden ser signos de diferentes trastornos psicológicos. Hoy me voy a centrar en destacar algunos síntomas que suelen informarnos de algo no va bien y que puede ser bueno atender . Digamos que los síntomas son muchas veces indicadores de que hay que modificar algo para seguir estando bien. Verlos como una debilidad o intentar hacer como que no están, suele provocar el que se cronifiquen y agraven. Leía hace un tiempo un artículo publicado en psicopedia que hace referencia a esta idea, se titula: «¿Sufres el síndrome de la rana hervida?» Y que ilustra bastante bien esta idea: si te adaptas demasiado puedes terminar hervido.

 

síntomas psicólogicos, qué indican

 

El dolor es a lo físico, como la ansiedad y la tristeza son a lo psicológico

 

Podemos decir que el dolor es a lo físico, como la ansiedad y la tristeza son a lo psicológico. En el caso del dolor la señal de peligro es clara, sobre todo en el caso de los dolores agudos, los atendemos para dejar de sentirlos. En el caso de los síntomas psicológicos, no siempre los interpretamos de manera correcta. A menudo encontramos disculpas o los minimizamos no dándoles el valor ni entendiendo su significado. Analicemos algunos síntomas que pueden tener relación con nuestras emociones, bloqueos, gestión del conflicto…

Enfados

Cuando alguien se enfada con mayor frecuencia de lo que solía hacerlo, suele responder a que algo le está generando incomodidad. Puede ser signo de varias cosas: se siente impotente ante algo que tiene pendiente, no acaba de recibir el apoyo que necesita, las personas que le rodean actúan mal y no cumplen con sus expectativas o normas… A veces el exceso de reglas sobre como deben comportarse los demás, y otras veces el no saber decir a tiempo lo que se necesita son razones que potencian el enfado. Por tanto el aumento de enfados puede ser una señal de que tenemos que aprender a pedir y a afrontar el enfado de los demás cuando no están de acuerdo con nuestras necesidades. También no dice que podemos tener expectativas sobre los demás que no son realistas y que si no las ajustamos tendremos que mantenernos demasiado tiempo enfadados.

Dolores musculares y de cabeza

Este es un síntoma intenso y que en muchas ocasiones tiene un trasfondo psicosomático. Se da tanto en hombres como en mujeres, pero afecta a mayor número a los primeros. Suele ser una señal de ansiedad que lleva de fondo desde hace meses. Está asociada a inflamaciones de las fascias y a contracciones excesivas de músculos o vasos sanguíneos, según del dolor del que estemos hablando. Al igual que tarda en aparecer la molestia tras tiempo de excesiva tensión, también suele tardar en desaparecer. Son necesarios meses de tranquilidad para que se suavicen y desaparezcan.

 

síntomas físicos

 

Sensación de irrealidad

Este es un síntoma difuso, pero muy incómodo para quien lo sufre. La desrealización o sensación de irrealidad es una sensación subjetiva. La persona percibe con distancia y extrañeza el entorno que le rodea. Siente dificultad para integrar lo que se está oyendo, viendo o tocando. Aun cuando la persona sabe que es algo que ya conoce y que por tanto le es familiar, la extrañeza se mantiene. De hecho es esta una de las razones por la que quien lo siente así, tiende a asustarse más. “Si estoy en casa con mis amigos de siempre, ¿por qué no soy capaz de sentirme normal, formando parte de lo que está ocurriendo sin sensaciones extrañas?, ¿Estaré enfermo?, etc.” Esta es una sensación que deja traslucir una personalidad marcada por la necesidad de control y la dificultad para manejarse con algunas incertidumbres.

La sensación de irrealidad suele estar asociada a elevados niveles de ansiedad, y muy a menudo se da junto con crisis de ansiedad, miedo a no poder salir de un determinado lugar… Si se mantiene en el tiempo este síntoma es indicador de autoexigencia, necesidad de control y constancia a la hora de querer perseguir objetivos personales.

Dificultad para respirar

La dificultad para respirar es común en las personas con elevados niveles de ansiedad. Muchas veces está asociado también a inestabilidad y mareo. Cuanto más se focaliza la persona en esta sensación suele ir a más.

 

 

Aumento de molestias intestinales o estomacales.

Son sensaciones muy incómodas sobre todo cuando la persona las padece y no detecta una causa concreta. Puede ser consecuencia del tipo de alimentación, pero con frecuencia se asocia a amenazas puntuales tipo exámenes, entrevistas de trabajo, reuniones sociales, o dar una charla. En cualquier caso cuando se produce de manera mantenida durante semanas o meses con pequeñas variaciones, suele ser síntoma de preocupaciones, ansiedad social, y necesidad de ser bien valorado. En estos casos cuanto más angustiante es el propio síntoma, más probable es que se cronifique. dolor de tripa

Sensación mantenida de culpa

La culpa es un mecanismo muy importante dentro del entorno social. Favorece la interiorización de normas y evita la aparición de conflictos. El exceso o defecto de culpa suele ir asociado a problemas psicopatológicos. La aparición de sentimientos de culpa donde normalmente no estaban presentes indica la presencia de algo que hay que atender. Puede ser signo de que existen normas excesivamente rígidas en lo que se refiere a cómo hay que comportarse. Indican presión por agradar, y por supuesto por no molestar o ser juzgado negativamente.

Aumento de los olvidos

La atención y la memoria suelen ser dos procesos estrechamente relacionados. Cuando existen demasiadas tareas o hay que atender a demasiados estímulos en un mismo momento, es normal que se produzcan olvidos. No se procesan todos los datos y no se prioriza lo que puede parecer más importante. Por otra parte, el que la persona tienda a los olvidos puede ser también un signo de todo lo contrario: de estar relajado. Puede indicar que la persona vive centrada en el presente y no está pendiente de cada cosa que vendrá después.

 

Buscar la soledad

Tendemos a que querer relacionarnos con con otras personas. Es casi una obligación. Aún así en algunos momentos deseamos nuestro espacio. Quizás en esos momentos hablaríamos más de intimidad que de soledad. Cuando la persona busca con más intensidad de lo habitual la soledad, puede ser un signo de depresión o exceso de ansiedad. A menudo se ve acompañado de hipersomnia (dormir demasiado), y de otros hábitos que favorezcan la desconexión de los problemas o preocupaciones que atenazan.

Abuso de sustancias

En general sustancias como el alcohol, porros, cocaína… producen una fácil desconexión y permiten no tener que dar vueltas a algunas ideas incómodas. Está por tanto unido al punto anterior. Autoconvencerse de que «solo lo voy a hacer hoy» ayuda a intentar desconectar y no querer pensar en lo malo o lo que nos preocupa. También puede ser un signo de una personalidad centrada en el placer y por tanto hará que a la persona le cueste afrontar el malestar, las decepciones o las frustraciones. A menudo suele ir asociado a un exceso de impulsividad.

 

Aumento brusco de apetito

Comer es un instinto muy ligado a las emociones. Esto es así porque evolutivamente la supervivencia y el acceso a la comida han estado unidas. El miedo, las amenazas y el peligro suele disminuir el apetito. El cuerpo está en modo supervivencia. Sin embargo, cuando hay cosas pendientes y hace falta fuerza para resolverlas, lo normal es que aumente el apetito.

El aburrimiento y la falta de estímulos también puede generar apetito. Es una forma de buscar placer rápido. Las tardes de domingo son a menudo ejemplo de este tema.

Problemas de erección

Los problemas con la erección en el hombre o la dispareunia en la mujer. Los enlaces que incluyo profundizan más sobre este punto. El principal indicador de los problemas con la erección, cuando tienen que ver con lo psicológico, es que la persona no quiere decepcionar, le gusta agradar y no siempre gestiona bien lo que da a los demás. Suelen ser personas que se sienten bien dando y ayudando a los demás pero no siempre dan de forma proporcionada. Suelen dar de más.

Conclusión

Como es evidente, existen muchos más síntomas como estos que nos pueden informar de cómo nos sentimos o de cómo gestionamos nuestra vida. El apetito sexual, el llanto, los eccemas en la piel o la aparición de herpes, son entre muchos otros síntomas algo que habrá que atender para analizar su relación con nuestras emociones. Por todo ello le animo a que lea dos artículos de nuestro sitio web: «11 efectos de la ansiedad en el cuerpo«, y «¿Qué pasaría si no pudiera estar triste o ansioso?» . Seguro que le resultará interesante.

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