Romper una relación de pareja no es fácil. A veces es algo que no puede posponerse indefinidamente. Cuando alguien está mal con su pareja, no siempre sabe qué es lo que quiere hacer con la relación. Es posible dejarlo como está, pero también se puede intentar resolver los problemas, o todo lo contrario. Puede ser el momento de plantear la ruptura. Según sea la capacidad de cada persona para identificar emociones, deseos, malestares, según sea su capacidad para comunicarse con la pareja, pueden ser más fáciles o difíciles estos momentos. La toma de decisiones a veces genera un malestar muy intenso, y es en ese caso cuando la ayuda de un psicólogo puede ayudar a hacer frente al proceso en la dirección que finalmente se plantee.
Vamos a centrarnos en la opción de la ruptura de pareja y los malestares que lleva implícitos para quien ha de tomar la decisión.
Romper una relación de pareja no es fácil. Muchas personas se ven incapaces de avanzar en la ruptura con su pareja. A pesar de tener claro que es necesario romper por falta de amor, por querer estar con otra persona, por los conflictos que se repiten en el tiempo… no pueden mantenerse firmes y materializar la ruptura. Casi siempre estos casos están relacionados con determinadas características de personalidad y utilizan el mismo repertorio de habilidades en el manejo del malestar y la responsabilidad.
Romper una relación de pareja tiene consecuencias
No es lo mismo ser dejado que dejar. La principal diferencia es que el dejador suele ser el malo, es el que finaliza algo, y no siempre la otra parte está de acuerdo con ese desenlace. El dejado tiene el rol de ser quien sufre por algo que a menudo no desea. Para algunas personas es más fácil ser víctima que agresor, y esto implica un montón de consecuencias que ahora vamos a analizar.
Vivir con la misma persona mucho tiempo hace que construyamos un modo de vida, que si se rompe hará que haya que afrontar cambios y miedos. Según la personalidad de los miembros de la pareja, la ruptura será más o menos complicada.
1.- Un aspecto que marca la dificultad para decidir son las condiciones económicas y sociales en las que se queda el dejado. Cuanto más perjudicado quede, más complicada se hará la decisión. La culpa volverá a crecer en función de este aspecto.
Capacidad para soportar la crítica
El alivio inicial, pronto deja paso a los reproches. El otro ve que no llega ningún cambio y que no puede asumir que han sido dejado.
Los sentimientos de culpa determinan el resultado en la ruptura
Ahora nos vamos a centrar en la incapacidad para romper una relación de pareja.
Características de personalidad que dificultan romper una relación de pareja
Dejarse llevar por el malestar. Hay personas que llegados al punto de querer romper su relación acaban por no querer pensar en ello. Buscan dormir para no pensar, intentan hacer muchas cosas diferentes para distraerse, e incluso fantasean con el alivio de la muerte. Acaban convirtiendo el tema de la ruptura en el único centro de su vida. Lo transforman todo en una enorme idea obsesiva. Todo esto hace que la persona potencie el deseo de que mágicamente se resuelva la situación.
El deseo de que las soluciones se resuelvan por causas ajenas. De nuevo desde la fantasía y no desde la realidad, hay personas que se enquistan en el deseo de que la situación cambie por sí sola: por medio de que el otro encuentre a alguien y le deje, que se desenamore… el anhelo último es no querer ser el malo, el dejador, y de este modo sentir que se descarga de responsabilidad.
Adelantarse a lo malo
Tendencia a adelantarse a lo malo que va a ocurrir y a buscarle todas las soluciones posibles. Esta tendencia dificulta mucho el avanzar en la decisión. Cuando se quiere certificar que no van a haber consecuencias negativas derivadas de la ruptura, pocas veces se encuentran razones suficientemente poderosas como para tirarse a la piscina. La incertidumbre asociada al futuro complica mucho Romper una relación de pareja
Deseo de no hacer daño al materializar la ruptura. El malestar del otro después de romper, es otra de las consecuencias que se deseen evitar pero que no siempre es posible hacerlo. Estaría bien pero es más un deseo que una realidad. Todo cambio requiere una adaptación y una aceptación de lo que ha pasado. No podemos evitar todos los malestares al otro. De hecho su malestar es lo que le ayudará a superarlo y poder empezar una nueva vida. Si no queremos que sufra, lo que estaremos haciendo en realidad es buscar un alivio, pero no ayudaremos a que el otro avance.
Estrategias que no siempre ayudan
Uso de la mentira para posponer un poco más el momento final. La mentira es una estrategia muy potente a corto plazo para facilitar seguir y no tener que afrontar la ruptura. No contar que se está mal, que se está tonteando con otras personas, o incluso que hay otra relación en paralelo, hace que se posponga el momento de la ruptura. Bien es verdad que la agonía tiende más, pero es indudable que el malestar derivado de del momento de romper se pospone y no se vive el bloqueo asociado a él.
Buscar otra relación para apoyarse en ella y coger fuerzas para romper. Esta estrategia, como las demás que describo en este apartado, es indirecta. Favorece no tener que afrontar solo el malestar de la ruptura. Buscar «relaciones salvavidas», hace que la persona se sienta apoyado durante el proceso de ruptura. Hace que se vea que hay más opciones después de la ruptura. Es más sencillo ser firme y romper en la medida en la que la otra persona nos da tranquilidad y nos hace ver que hay más vida después de la ruptura.
Convertir al otro en el demonio
Llenarse de rabia y de argumentos contundentes para poder ser firme con la decisión de ruptura. Convertir al otro en alguien malo, odiable y sin valor ayuda a poder ser firme. Facilita el querer alejarse del otro y al mismo tiempo sentir que es necesario hacerlo. Lo normal es que el otro no sea alguien tan malo y dañino como nos gustaría. Por esa razón en cuanto el odio puntual desaparece lo normal es dudar de la decisión que se ha tomado.
Las personas que buscan romper una relación de pareja por este camino, se pasan el tiempo con variaciones bruscas de ánimo como consecuencia de las dudas. Desean ser firmes pero les resulta difícil serlo ya que toman partes de una situación para llenarse de razones, para después darse cuenta de que no pueden sostener con solidez sus argumentos. Es propio de esta estrategia tomar como razón para acabar un comentario, una crítica, o cualquier comportamiento, haciendo que pasadas unas horas ya no sea una razón tan aplastante como para mantener la distancia o el enfado.
Agresión pasiva
Estrategias agresivo-pasivas para informar de cómo siento, sin describirlo claramente. Las personas que afronta mal la crítica y el conflicto les resulta más fácil no expresar directamente el malestar. Usan estrategias indirectas como tardar en responder, responder con monosílabos, mostrarse enfadados, críticos con comportamientos y decisiones del otro, señalan los errores con especial desagrado… No dicen «estoy mal y tengo dudas sobre nuestra relación. Me estoy pensando romper, o directamente quiero hacerlo». Por medio de estas conductas buscan que el otro lo entienda gracias a las señales que da, y a menudo se busca que sea el otro quien diga «se acabó». Es una estrategia muy destructiva y normalmente precipita meses de tensiones y conflictos que desgastan enormemente la relación y la autoestima de ambas personas.
Favorecer el que te pillen. Desde luego arriesgarse más y dejar que el otro puede descubrir que existe otra relación es una manera de precipitar los acontecimientos. Hace que no se pueda alargar sin más la toma de decisión. Es algo que no se planifica metódicamente, pero que algunas personas lo favorecen descuidandose y permitiendo que los hechos sean más evidentes: llamadas o mensajes de otra persona en horas en las que se está con la pareja, reuniones de última hora, cambios poco frecuentes en las rutinas semanales, cambios en la forma de vestir…
Poner fechas para romper que siempre se estiran unos meses más. Esta estrategia suele sumarse a varias de las anteriores. Suele ir asociada a agresiones pasivas, a medias verdades o a embellecer la realidad para no afrontar una decisión definitiva de ruptura. Posponer el final produce calma temporalmente e incluso favorece un acercamiento con la pareja, aunque solo sea durante unas horas.
Fernando Azor es director de azor & asociados.
Fernando lleva años explicando sin tecnicismos las ideas y conceptos que fundamentan la psicología actual. Hace que que la psicología sea fácil y accesible. Ofrece tareas, consejos y conocimientos de psicología que puede usarse para resolver problemas de la vida diaria. El propio Colegio oficial de psicólogos de Madrid, le otorgó un reconocimiento por su labor divulgativa de la psicología clínica en diferentes medios de comunicación. Puedes ver muchos videos divulgativos en el perfil de TikTok
Yo me encuentro ahora mismo en la situación del dejador. Estoy dos años con una persona excepcional, una muy buena persona y me está costando horrores dar este paso. No hay terceras personas, pero hay diferencias en los proyectos de vida. Estoy posponiendo una decisión que debería haber comunicado hace tiempo por miedo y por no querer hacerla sufrir, aunque a la larga sé que es peor.
Es horrible, de verdad
Hola Jose, hacer daño, cuando ves el modo de evitarlo, hace que sea especialmente difícil. Mucho ánimo
Eres un falabarato buscando clientes nuevos. Como casi todos los de tu profesión. No se corta con la pareja pese al desgaste por miedo a la soledad y no encontrar la persona adecuada. Punto. Y he firmado con mi nombre real, cosa que pocas veces hago. Pero a estafadores 0 tonterías os aguanto
Buenos días, parece mentira que el dicho que no hay nada nuevo bajo el sol es verdad.
He transitado, o estoy transitando, por estos caminos y me he visto reflejado al 100% en el texto.
Enhorabuena al autor y que sirva como me ha servido a mi a otros compañer@s de viaje.
Yo soy esa desde hace casi 15?años… atrapada en todos mis defectos que le permiten a él soportarme y justificar que vive con una egoista y una loca.
No ayuda estar en otro país y no saber ya dónde está la ayuda y si la merezco. Todo esto ha llevado a dos hijos, se que son buenos, pero han sufrido un ejemplo que les lleva a ser escépticos y a veces cínicos. Y muy capaces de juzgar a su madre.
Sólo me queda alternar dormir o exceso de productividad… y a veces a soñar con un final.
Justo la información que estaba buscando en Internet, precisa y transparente, gracias por este aporte admin